RESPONDIENDO AL LLAMADO DE LOS MÁS ABANDONADOS

El darse cuenta de la situación religiosa de los huérfanos de Marsella, fue ver el llamado de Dios al servicio de un grupo que se encontraba en abandono. Uno de los biógrafos de Eugenio nos da el antecedente:

El Orfanato de la Divina Providencia necesitaba capellanes para los huérfanos, cuya educación religiosa, moral y vocacional era proporcionada en Lenche Place, en la residencia que había pertenecido a la familia Requeti de Mirabeau. El 5 de febrero de 1821, en una reunión del Consejo de Directores, el Padre Dugas, quien tenía una gran admiración por el Padre de Mazenod, hizo una petición para que el consejo le llamara, junto con su grupo, debido a los resultados perfectos obtenidos con los jóvenes de Aix.

Leflon Volumen 2, pág. 180

Reacción de Eugenio a la petición:

Mi Tío me ha informado igualmente del proyecto de los Señores de la Providencia. Si lo he comprendido bien, esos Señores desearían saber si podríamos encargarnos de la dirección de los pobres que su caridad ha reunido en el antiguo local del Sr. Allemand.
Esa clase de ministerio entra perfectamente en nuestras atribuciones; yo he estado tan persuadido de ello que hace tres años había hecho algunas gestiones para recoger los pobres de la ciudad de Aix para enseñarles sus deberes religiosos;
ciertas dificultades me obligaron a dejar ese proyecto para otro momento. Y helo ahora ejecutado en Marsella. Si esos Señores creen que podemos secundar la santa obra que han emprendido, estamos a sus órdenes.

Carta a Madame Roux, Enero 3, 1821, EO XIII n. 32

Escribió al Arzobispo de Aix, responsable de la diócesis vacante de Marsella:

el mayor deseo de tener en su ciudad una fundación de los misioneros de la nuestra a los que desearían confiar el cuidado de sus ovejas más abandonadas. Han sentido la ventaja incalculable de una fundación semejante, no sólo para el pueblo innumerable de esa gran ciudad, sino también para todos los barrios que se evangelizarían sucesivamente y que se estaría en condiciones de mantener con facilidad.

Carta al Arzobispo de Aix, Enero 12, 1821, EO XIII n. 33

Hoy en día:

El llamamiento de Jesucristo, que se deja oír en la Iglesia a través de las necesidades de salvación de los hombres, congrega a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada .

CC&RR, Constitución 1

 

“Mientras las mujeres lloren, como lo hacen hoy, lucharé; mientras los niños tengan hambre, como hoy, lucharé; mientras los hombres vayan y salgan de prisión, como ahora, lucharé; mientras haya un tomador y haya una niña pobre perdida en las calles, mientras quede un alma en la obscuridad, sin la luz de Dios, lucharé; lucharé hasta el fin!”     General William Booth, Fundador del Ejército de Salvación

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EL LLAMADO DE DIOS A TRAVÉS DE SUCESOS CONCRETOS

Mi Tío me ha informado del proyecto de los Señores de la Providencia. Si lo he comprendido bien, esos Señores desearían saber si podríamos encargarnos de la dirección de los pobres que su caridad ha reunido

Carta a Madame Roux en Marsella, Enero 3, 1821, EO XIII n. 32

A través de esta invitación, los Misioneros de Provenza reconocieron el llamado de Dios a establecerse en Marsella. ¿Por qué este pequeño grupo de Misioneros querría extender sus limitados recursos y trabajar también en Marsella?

Había dos motivos principales. En primer lugar, el tío de Eugenio, Fortuné, había sido nombrado Obispo de esa ciudad en 1817, pero los eventos políticos habían evitado que se llevara a cabo. Así que la presencia de los Misioneros en el lugar sería importante al momento en que las circunstancias finalmente permitieran a Fortuné recibir la diócesis.

En segundo lugar, en 1820 los Misioneros de Provenza de Eugenio se habían unido a los Misioneros de Francia en la misión de evangelización de la ciudad de Marsella. La gente de la ciudad deseaba que permanecieran en ministerio permanente. Desafortunadamente, los intereses y rivalidad habrían de entrometerse y ocasionar problemas en el futuro: un grupo de ciudadanos adinerados e influyentes apoyarían a los Misioneros de Francia, mientras que la clase pobre buscaba a los Misioneros de Eugenio.

La Regla de Vida Oblata nos invita a seguir buscando las invitaciones de Dios a través de los eventos en la vida diaria

Manteniéndose en una atmósfera de silencio y de paz interior, buscan la presencia del Señor en el corazón de los hombres y en los acontecimientos de la vida diaria.

CC&RR, Constitución 31

 

Sólo podemos aprender a conocernos y hacer lo que podamos, como rendirnos y cumplir la voluntad de Dios en nosotros.”     Santa Teresa de Ávila

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EL BUEN DIOS CONOCE NUESTRAS NECESIDADES, ESTO ES LO QUE ME CONSUELA

En Marzo de 1821 encontramos a Eugenio y a los Misioneros implicados en su tercera misión popular consecutiva en cinco meses. Eugenio estaba psíquicamente exhausto e incluso había tenido que echar una mano a uno de sus compañeros que no podía hacer frente al nivel de enseñanza catequética que la gente requería.

He comenzado pues a hacer las instrucciones de la mañana, y las haré por la tarde, mientras las conveniencias me lo permitirán (porque hay que guardar las conveniencias, aún en misión haciendo predicar de vez en cuando a mis compañeros), pero supliré en los avisos que siguen a la oración, las omisiones de mi cofrade..

Los Misioneros tenían la responsabilidad de ofrecer un presentación completa y sólida de los contenidos de la fe a aquella gente, los cuales habían sido abandonados desde la Revolución. Con este deber en su mente, Eugenio se daba totalmente a la misión:

. ¿Y las fuerzas quien me las dará? Dios, lo espero… Estoy bastante cansado, mi voz es ronca y no la levanto sino con esfuerzo, ¿pero cómo hacer? Después de todo hay que seguir..

La fuente de su fortaleza es su relación con Dios – su vivir “todo para Dios” en cercanía con la gente.

Dios conoce nuestras necesidades; es lo que me consuela en nuestra angustia.

Carta a Henri Tempier, el 13 de marzo 1821, EO VI n. 63

 

«Que hoy haya paz dentro de ti,
que puedas confiar en tu poder más alto
pues estás exactamente donde debes estar,
que no olvides las posibilidades infinitas
que nacen de la fe,
que puedas usar esos regalos que has recibido
y transmitir el amor que te ha sido dado,
que puedas sentirte satisfecho
sabiendo que eres un niño de Dios.
Permite que su presencia se establezca en tus huesos
y permite a tu alma la libertad para cantar,
bailar y calentarse en el sol,
que está allí para todos
y cada uno de nosotros.»    Madre Teresa

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LA LLAMADA DE JESUCRISTO, OÍDA DESDE EL INTERIOR DE LA IGLESIA

Como la pequeña Sociedad de Misioneros de Provenza creció en número y compromisos, uno puede ver la preocupación de Eugenio en establecer un fundamento sólido que asegurase la estabilidad. Desde el comienzo, él vio la importancia de una Regla de Vida cuidadosamente escrita y los miembros de la Sociedad habían estado trabajando en ello durante años hasta realizarla en 1818. Ahora, tres años después, les encontramos reelaborando constantemente la primera versión. A la luz de este pensamiento escribió a Hippolyte Courtès:

El P. Tempier quisiera suprimir estas palabras: *’Aunque la casa de Aix en Provenza sea la capital de la Sociedad», no es que no reconozca la justicia de ese privilegio, sino porque en Roma quedarían sorprendidos al no ver la aprobación del Ordinario de esta casa designada como cuna de la Sociedad Esa observación es justa. Hay que suprimir pues de momento esta línea.

Carta a Hippolyte Courtès, el 21 de febrero 1821, EO VI n. 62

Lo que es importante de este pasaje es entender que todo lo que había sido llevado a cabo por los Misioneros, había sido realizado en comunión con los pastores de la Iglesia. Dios había traído a la existencia la fundación de los Misioneros dentro de la Iglesia, para estar al servicio se su misión universal. La Regla de 1818 era todavía una Regla privada, pero es claro que Eugenio estaba preparando una versión final que fuese aprobada por los pastores de la Iglesia – a nivel diocesano, local, y posteriormente en Roma. Esto fue lo que ocurrió el 17 de febrero de 1826.

Nuestra Regla de Vida actual continua asentándose sobre este fundamento:

El llamamiento de Jesucristo, que se deja oír en la Iglesia a través de las necesidades de salvación de los hombres, congrega a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

CC&RR, Constitución 1

Por amor a la Iglesia, los Oblatos cumplen su misión en comunión con los pastores que el Señor ha puesto al frente de su pueblo; aceptan lealmente, con fe esclarecida, la enseñanza y las orientaciones de los sucesores de Pedro y de los Apóstoles..

CC&RR, Constitución 6

 

“Uno puede comprometerse con la Iglesia y no comprometerse con Cristo, pero no puedes comprometerte con Cristo y no hacerlo con la Iglesia”     Joel Osteen

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CADA MISIONERO HA DE HACER EL TRABAJO DE CUATRO.

Después de cinco años de existencia encontramos a los Misioneros incrementando gradualmente en número y teniendo que tomar decisiones para ajustarse a las nuevas situaciones. Henri Tempier estaba en Nuestra Señora de Laus encontrando una vida exigente, severa. Él había escrito a Eugenio pidiéndole un asistente:

Juzgue por sí mismo, soy superior de una gran comunidad para los asuntos espirituales y temporales, rector de una parroquia, capellán de un santuario y, por turnos, profesor de teología y de filosofía.

Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod en Missions O.M.I., 1897, p. 179.

La respuesta de Eugenio no fue muy reconfortante:

La idea de tener dos profesores para dos alumnos no es de mi gusto en una Sociedad, sobretodo donde cada uno debería hacer por cuatro.

Carta a Henri Tempier, el 4 de febrero 1821, E.O. VI n. 61

Había pillado a Eugenio en un mal momento, debido a la posibilidad de tener que enviar a algunos a Marsella para la fundación de una nueva comunidad – y estaba intentando calcular cómo satisfacer todos estos compromisos. De hecho, era consciente de lo que le decía y generosamente envió ayuda. Yvon Beaudoin anota que la comunidad de Laus tenía 24 miembros hacia el final del año 1821. Entre ellos había unos pocos padres (Tempier, Touche, Courtés), algunos hermanos coadjutores (Nota al pie 2 en E.O. VI n. 61) y varios estudiantes.

 

Frases como “saturado y malpagado” perpetuan aquellos sentimientos”.    Lena Bottos.

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CUÍDEME EN LA PRESENCIA DE DIOS

Escribiendo a su madre durante la agotadora misión de Brignoles, Eugenio le recuerda su necesidad de ser sostenido por su oración. Él necesita ser cuidado por ella en la presencia de Dios.

Pero, aunque físicamente separados, podemos estar presentes en espíritu. Y ciertamente necesito que se ocupe de mí ante Dios, porque no es poca cosa estar encargado de un ministerio como el que me ha sido impuesto…

Carta a su madre, el 16 de enero 1821, E.O. XIII n. 35

La forma de oración preferida por Eugenio era la de estar presente a otra persona estando ambos en la presencia de Dios. Era una cuestión de poner en práctica la promesa de Jesús: “donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20).

Trece años antes le había escrito a su madre en términos parecidos y, a menudo, hizo lo mismo en los años siguientes:

Ah! mi querida mamá cree que esta noche no he estado con Vd?…Oh sí!, mi buena madre, hemos pasado juntos la noche al pie de los altares, que me representaban la cuna de Belén; juntos hemos ofrecido nuestros dones a nuestro Salvador, y le hemos pedido nazca en nuestros corazones y fortalezca todo cuanto es débil…
Busquémonos con frecuencia en el corazón de nuestro adorable Maestro.

Carta a su madre, el 25 de diciembre 1808, E.O. XIV n.37

Era una forma de oración de comunión plena y de soporte mutuo, que encontraremos usada por Eugenio de un modo constante con sus Misioneros – especialmente en el rezo de la tarde de la oraison.

 

Si hay dos personas rezando, allí hay tres. Si tres se encuentran para rezar, allí hay cuatro orando. Siempre hay uno más de los que puedes ver”   S. D. Gordon

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EL MISIONERO COMO UN CANAL A TRAVÉS DEL CUAL DIOS TRAE VIDA

Refiriéndose a las misiones populares que estaban llevando a cabo desde el 14 de enero al 25 de febrero de 1821 en la ciudad de Brignoles, Eugenio habló de la responsabilidad implicada en el ministerio:

no es poca cosa estar encargado de un ministerio como el que me ha sido impuesto: anunciar a un pueblo numeroso, a un pueblo perdido, el día del Señor, 

El ministerio es continuación del de Jesús mismo: “me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres… . y a pregonar el año del favor del Señor” Lucas 4: 18-19. Refiriéndose a sí mismo como a un canal a través del cual Dios actúa, él no quiere que su debilidad personal se interponga en el camino del trabajo de Dios.

… temer que la falta de virtud, la infidelidad personal del ministro ponga obstáculos, o intercepte, por así decirlo, el paso de esas gracias preciosas de la salvación, esas aguas vivificantes que deben llegar a los fieles por ese canal.
Es para sentirse confuso, y si no tuviera la experiencia de la sobreabundante misericordia de Dios y de su compasión por la incapacidad y debilidad de sus enviados a favor sin duda de su pueblo que quiere salvar, tendría motivo para desanimarme.

Carta a su madre, el 16 de enero 1821, E.O. XIII n. 35

Cada miembro de la familia Mazenodiana puede también definir su misión diaria en estos términos: ser canales de agua viva para aquellos que les rodean:

pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.” Juan 4:14

 

Se santo y harás maravillas en las vidas de cada uno de aquellos cuya vida toques. Estate unido con Dios y Él hará milagros a través de ti y más allá de tus mayores sueños”.    Madre Teresa de Calcutta.

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VESTIDURAS NO CLERICALES

Escribiendo a Henri Tempier, que era el primer responsable de la formación de los novicios en Laus, Eugenio habla sobre la vestimenta de los Misioneros. El gesto de recibir la sotana indicaba el comienzo oficial del período de noviciado. Ellos “tomaban el hábito” –eran conscientes de que tomaban la vestimenta del Misionero como un signo de que “comenzaban a ser” misioneros.

No se puede ser novicio sin tomar el hábito de misionero; hay que prolongar su estancia entre los huéspedes, es decir fuera del noviciado, hasta que tengan la sotana, y dársela el día de su ingreso en el noviciado, si han ingresado sin tenerla.

Si el novicio ya estaba ordenado como sacerdote, podría haber llegado vistiendo el “rabat” alrededor de su cuello. Esto era un trozo de tela negro con bordes blancos que era el signo del sacerdote diocesano. El día que comenzaba a ser un Misionero el tenía que abandonar el símbolo del sacerdocio y llevar el signo identificativo del Misionero.

Cuando el que pide ser admitido tiene ya la sotana, debe guardar el collarín mientras está entre los huéspedes y dejarlo el día de su ingreso en el noviciado, porque el hábito de los misioneros es la sotana sin alzacuello.

Carta a Henri Tempier, el 18 de enero 1821, E.O. VI n.59

La vestimenta clerical ha cambiado durante los dos siglos que han pasado desde que esto fue escrito y nosotros no estamos familiarizados con el uso del collarín tal y como era usado entonces. Eugenio estaba subrayando que la identidad del Misionero no había de ser confundida con la de un sacerdote diocesano. (Es interesante que, cuando Eugenio llega a ser obispo de Marsella, llevó el collarín en unidad con su presbiterio diocesano, como primer pastor que era).

Aparentemente en la Francia de aquel tiempo el collarín era también un signo de la Iglesia Galicana, la cual acentuaba su independencia respecto a la supremacía de Roma –un sentimiento no compartido por Eugenio, quien era, inequívocamente, ultramontanista y quería estar en plena comunión con Roma, tanto como fuera posible.

Hoy, para el Misionero Oblato que es sacerdote, la Regla de Vida dice: “El hábito de los Oblatos es el de los clérigos de la diócesis en que se encuentran. Su único signo distintivo, cuando llevan la sotana, es la cruz oblata.” Constitución 64

 

«Como cada señor da un cierto vestido (uniforme) a sus sirvientes, la caridad es la misma vestidura de Cristo. Nuestro Salvador, que es el Señor por encima de todos los señores, habría de conocer a sus sirvientes por su insignia, que es el amor”     Latimer

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EN COMUNIÓN CON NUESTROS ANTECESORES

Escribe a Henri Tempier y a los novicios y jóvenes estudiantes de Laus:

He hecho realizar inmediatamente el cuadro del número de habitaciones y elegido a los santos protectores que quería dar a los habitantes de cada una de ellas. Ya nuestros patronos estarían instalados si hubiésemos encontrado las estampas de todos aquellos que queríamos como huéspedes.

Carta a Henri Tempier, el 9 de enero 1821, E.O. VI n. 58

Eugenio era plenamente consciente de la importancia de la comunión de los santos –nuestros ancestros en la fe. Los “Santos” en el uso que hace san Pablo de este término se refiere a la comunión de todos los Cristianos bautizados, unidos y conectados entre sí con Jesucristo, lo cual continuaba más allá de su muerte en la plenitud del Reino.

Tempier había escrito a Eugenio para decirle como cada habitación de Laus había sido dedicada a un santo. Ellos habían decidido que esto no iba a ser un simple gesto vacío, sino que el ocupante de cada habitación debía emplear un tiempo reflexionando y rezando sobre aquel santo particular quien sería su “invitado”.

¿Cómo estamos nosotros –santos en proceso- relacionados con los santos que ya han entrado en la plenitud de la vida divina? Elizabeth Johnson, en su espléndido libro sobre la comunión de los santos titulado Amigos de Dios y Profetas, habla de dos paradigmas diferentes para entender esa relación: “una es el modelo igualitario que nombra a los santos como compañeros y amigos; la otra es un modelo patriarcal que coloca a ciertos muertos privilegiados un una posición de patronazgo”.

En el primer modelo ellos son aquella maravillosa “nube de testigos” de la que se habla en la carta a los Hebreos (12:1), que son amigos nuestros, nos animan, nos alientan, incluso desafiándonos a completar el trabajo que ellos habían comenzado.

En el segundo modelo, ellos son vistos como intercesores celestiales alrededor del trono de Dios que manipula los hilos celestiales para nosotros.

William H. Shannon

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UN PREOCUPACIÓN DE PADRE.

El gozoso orgullo en la generosidad de los jóvenes estudiantes y novicios se atempera por la

y con ocasión de la lamentable apostasia del desgraciado que no ha podido ser llevado al cumplimiento de sus deberes por el ejemplo de una conducta tan edificante como la vuestra

Yvon Beaudoin explica: “aparentemente se refiere a F.M Dalmas quien había hecho su profesión el 1 de Noviembre de 1819… El Fundador escribió, bajo este nombre, en el Registro de entradas al Noviciado: “El primero en darnos el ejemplo de la más vergonzosa apostasía”. El P. De Mazenod designaba habitualmente como apóstata a cualquier oblato que salía de la Congregación, sin motivos suficientes, después de haber pronunciado sus votos”. (Nota al pie 2 en E.O. VI n.56).

Eugenio, deslumbrado siempre por la belleza de la vocación del oblato y de la total generosidad de su acto de ovación a Dios, no podía entender cómo alguien podía volverse atrás. Él bramaba contra esto y temía por la eterna salvación de la persona implicada, quien había salido rompiendo su solemne promesa a Dios de no volver atrás (“Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios”. Lucas 9:62). Al animar a su familia, vemos el orgullo del padre y, también, su profunda pena cuando uno de sus hijos se convierte en un “pródigo”.

No os digo nada del hijo de perdición; el espíritu de Dios os ha hablado mejor de lo que yo pudiera hacerlo y habéis comprendido bien ese lenguaje, para que añada algo de lo mío. ¡Feliz comunidad! ¡Santa familia! Conservad preciosamente los dones que el Señor os ha distribuido con tanta generosidad, marchad por el camino por el que habéis ido, empujados por así decir, a la vista del precipicio que se ha tragado al infiel.

Carta a los estudiantes y novicios, en Ntra. Sra. del Laus, el 29 de Rnoviembre 1820,
E.O. VI n. 56

 

“En ocasiones no necesitamos otra oportunidad para expresar como nos sentimos o para pedir a alguien que entienda nuestra situación. A vesces solo necesitamos un firme tirón en los pantalones. Una expectativa seria de que si queremos todas estas cosas maravillosas sobre las que hablamos y cantamos, entonces vemos algo para probarlo”. Dietrich Bonhoeffer

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