¡QUÉ RECUERDOS, QUÉ RESPETO, QUÉ DEVOCIÓN INSPIRAN ESTOS OBJETOS!

Los descubrimientos de Eugenio en Roma lo llenaron de reverencia; sin duda era un peregrino abierto a ver la obra de Dios a su alrededor.

Tuve la devoción de ir a ofrecer el santo sacrificio en la tumba de Santa Bibiana, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia. Esta iglesia está situada entre Santa María la Mayor y Santa Cruz de Jerusalén, en medio de los campos, donde ya no se encuentran rastros de los magníficos palacios que adornaban estos lugares en la época romana. Fue construida originalmente por Santa Olimpia, cerca del palacio Liciniano, donde vivía Santa Bibiana y donde enterró a Santa Dafrosa, su madre, y a Santa Demetria, su hermana, ambas mártires.
El cuerpo de la santa, y los de su hermana y su madre, fueron colocados bajo el altar mayor en una magnífica urna de alabastro oriental tan grande como el altar. En el extremo inferior de la iglesia se ve la columna a la que Santa Bibiana fue atada y azotada hasta la muerte… ¡Qué recuerdos, qué respeto, qué devoción inspiran estos objetos!

Diario romano de Eugenio, 2 de diciembre de 1825, EO XVII

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