El Padre Leonard Bavette había realizado una exitosa visita a Francia para promover las vocaciones Oblatas y Eugenio lo conocía bien. A su regreso a Canadá fue designado para establecer la primera comunidad Oblata en Montreal y la Parroquia de San Pedro. Eugenio escribió en su Diario:
“Carta del P. Leonard. Se estableció en Montreal con el P. Bernard. Viven en pobreza y contentos de que sea así. La construcción de su capilla es de madera”.
Diario de Eugenio de Mazenod, Enero 14, 1849, EO XXII.
En una carta que Eugenio le envió, leemos:
“Te felicito por ser el primer elegido para establecer nuestra Congregación en Montreal. Dios bendecirá ese comienzo, y aún más por estar acompañado de algunas privaciones que, como me dices, les hacen sentir los encantos de la santa pobreza. Así fue nuestro comienzo al fundar la Sociedad”.
Carta al P. Leonard Bavette en Montreal, Enero 11, 1849, EO I núm. 107
REFLEXIÓN
La pobreza voluntaria es una elección religiosa como forma de ser uno con quienes las circunstancias les han llevado a esa situación. La pobreza Mazenodiana busca enfocarnos en lo que realmente es importante en nuestras vidas.
«La verdad debe encontrarse siempre en la sencillez y no en la multiplicidad y confusión de las cosas». (Isaac Newton)
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“Hace tiempo que no sé nada del personal en Canadá, hasta el punto de que olvidaría los nombres, si el recuerdo de todos mis hijos no estuviera grabado en mi corazón. Los quiero tal como son, imperfectos y poco agradecidos”.
Carta al Obispo Bruno Guigues en Ottawa, Enero 25, 1849, EO I núm. 108
REFLEXIÓN
La emotiva personalidad provenzal de Eugenio siempre se expresaba en el amor paternal por cada uno de sus hijos Oblatos.
Creo que ahora, en la comunión de los santos, los nombres de cada religioso y laico que conformamos su Familia Carismática, están grabados en su corazón y cuida de nosotros. ¡San Eugenio, pide por nosotros!
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La salud del P. Viala no pudo sobrellevar su difícil relación con el Obispo, por lo que volvió a Francia.
Dos nuevos Oblatos fueron enviados a Argelia en noviembre. A pesar de las dificultades, Eugenio nunca abandonó el proyecto de la evangelización de los árabes. El P. Tempier fue con los dos Oblatos recién ordenados, para hacer nuevos acuerdos con el Obispo.
Además de la relación con el Obispo de Argelia, el P. Tempier tenía algo urgente que solucionar en la comunidad Oblata.
El P. Tempier ha vuelto de Argelia. Nunca había sido tan necesario un viaje. Llegó a tiempo para desenmascarar al P. Bellanger, quien traicionó indignamente a sus superiores ante el obispo… Siempre hay nuevas pruebas. Judas siempre debe entrometerse para para arruinarlo”.
Diario de Eugenio de Mazenod, Diciembre 23, 1849, EO XXII
Yvon Beaudoin narra: «el 4 de febrero de 1850, se expulsa al padre Bellanger de la Congregación por graves motivos expuestos ese día en el acta del consejo general y en una larga carta del Fundador a Mons. L.A. Pavy, obispo de Argelia. El padre ha dicho por todas partes, aunque falsamente, que era miembro de una familia noble y rica; hizo muchos gastos y contrajo importantes deudas, aconsejó mal al padre Viala, a quien el obispo ya no quiere en Argelia, etc. Se ha escrito bajo este nombre en un antiguo Registro del personal: “La vida de este sacerdote no fue más que una impostura continua. Supo, sin embargo, ganarse la confianza, pero mandado a Argelia fue descubierto y se le despidió ignominiosamente.” (https://www.omiworld.org/es/lemma/bellanger-jean-baptiste-es/
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Como hemos visto, el Obispo de Argelia no había apoyado a los Oblatos y acompañó al P. Jean Baptiste Bellanger a uno de los lugares de la misión.
“Me encanta hayas acompañado a Mons. Pavy a Philippeville; viéndote de cerca comprenderá mejor que nuestros misioneros son los sacerdotes más dedicados de los obispos y que solo desean llevar sobre sus hombros una parte de la carga que pesa sobre los Prelados… Deseo que Monseñor se convenza de ello, que es un principio constitutivo en la Congregación…
Todo lo que pido es que los obispos nos faciliten los medios para mantener entre los nuestros que se dedican a su servicio, el espíritu de su santa vocación, la regularidad, la disciplina religiosa…”
Carta al P. Jean Baptiste Bellanger en Blida, Argelia, Noviembre 10, 1849, EO IV (África) núm. 10
REFLECTION
El carisma de Eugenio de Mazenod, don del Espíritu a la Iglesia, irradia en el mundo.
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Al pobre Padre Viala le habían desilusionado por completo la hostilidad y negatividad en Argelia y deseaba que abandonaran la misión.
“A Viala le costó caer enfermo. De haberle hecho caso, habría vuelto con sus compañeros. Es lo que debería haber hecho, de actuar humanamente, pero el crucifijo inspira otros sentimientos, y sin resentimiento, escribí al P. Viala que, como yo, aguante esa humillación y el capricho del Prelado con paciencia, ya que se trata de la gloria de Dios y del bien que están llamados a hacer por las almas”.
A pesar de ello, había signos alentadores del éxito de los misioneros.
“En efecto, el P. Bellanger predicó con éxito en Blida, en la iglesia del párroco causante de su contrariedad; además, ha hecho mucho bien en los nuevos pueblos formados por los colonos, y el P. Viala acaba de hacer maravillas en Baufarik, donde predicó un retiro al que llegó toda la población. Me escribió que pasó todo el sábado dando absoluciones y realizando matrimonios. Sin embargo, Monseñor le había dicho a la cara que no era capaz de nada.
Tal éxito me alegra por varias razones, una de ellas es que ha servido para levantar la moral del pobre Viala, que estaba verdaderamente baja desde el altercado con el Obispo. Estas son las recompensas que debemos esperar de vez en cuando para probar nuestra fidelidad”.
Carta al P. Casimir Aubert, Visitador en Inglaterra, Agosto 9, 1849, EO III núm. 32
REFLEXIÓN
«La mejor cura para el desaliento o las dudas es otro audaz salto de fe». (C.T. Studd)
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A pesar de la falta de cooperación y la hostilidad del Obispo de Argelia, el pensamiento más importante para Eugenio era la salvación de las almas y por ello aconsejó a los Oblatos permanecer en el lugar.
“¿Qué hacer ahora? Si no se trata de tan grandes intereses y si la salvación de las almas no estuviera en riesgo, mi decisión no tardaría; pero las consecuencias de tal determinación llevarían a perder todas las esperanzas que hemos concebido para la conversión y buena dirección de una cristiandad descuidada, y por ello merece reflexión.
Así, no decidiré bajo la presión de las injusticias y las ofensas que deben soportar…
Tengan pues paciencia, inspirados en pensamientos celestiales; acepten por el momento lo que les ofrecen, puesto que es la condición para su estancia en una misión que presenta tan hermoso futuro…. No te dejes abatir personalmente, mi querido P. Viala, por procedimientos tan extraños y tan poco esperados. Dios, a quien sirven, será su consuelo y su recompensa”.
Carta al P. Jean Viala en Blida, Argelia, Abril 5, 1849, EO IV (África) núm. 8
REFLEXIÓN
Las dificultades nos desalientan, pero si mantenemos en mente el panorama mayor, tendremos la fuerza para perseverar. Al realizar la tarea de Dios, debemos solo esperar que Él nos lo tome en cuenta, y no el agradecimiento de los demás.
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El acuerdo hecho con el Obispo de Argelia era que los Oblatos vivirían en comunidad, trabajarían con la población cristiana olvidada y evangelizarían a los árabes. Sin embargo, el Obispo dejando de lado el acuerdo, no deseaba la capilla ni que los misioneros se acercaran a la población árabe. Eugenio escribió al Obispo para recordarle lo acordado, lo que ocasionó su enojo.
Eugenio le recordó:
“Es lamentable ver a un Obispo sobrepasarse hasta ese punto. Te aseguro que estoy menos herido por las ofensas que se ha permitido contra mí, que apenado al ver a un hombre revestido del sagrado ministerio rebajarse a tal punto. En la carta que tanto le ha irritado, pues solo responde con injurias, le recordé, es verdad, sobre sus escritos, que constituyen un verdadero tratado, pero lo hice con la mayor delicadeza”.
Carta al P. Jean Viala en Blida, Argelia, Abril 5, 1849, EO IV (África) núm. 8
Leemos en el diario de Eugenio:
“El P. Viala no me ha dicho todas las terribles cosas que el pobre obispo ha dicho sobre mí, cuyo único error fue haberle recordado de sus compromisos y haber sido demasiado amable en las pocas cartas que le he dirigido. Aunque es bueno ser humillado, incluso cuando es el resultado de tales ultrajes”.
REFLEXIÓN
Eugenio soportaba la situación solo por su enfoque misionero:
“Además, me consuela el pensamiento de haber recibido tales insultos por desear extender el conocimiento de Jesucristo en un país al que muchos sacerdotes solo irían por dinero”. (Diario de Eugenio de Mazenod, Abril 2, 1849, EO XXII)
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El Obispo de Argelia no comprendió la misión particular y carismática de los Oblatos. Preocupado por la situación en la que se encontraban, Eugenio los alentó nuevamente unos días después.
“Mantenme al corriente de todo, sin preocuparte ni desanimarte. Veremos lo que el Obispo conteste a mi carta. Por tu parte, mucha moderación y respeto frente al Obispo, aunque tratando de hacerle comprender que es absolutamente indispensable que su capilla esté abierta al público, para que realicen su ministerio, que es predicar, enseñar y confesar.
No esperen al último momento para escribirme, preparen su carta con antelación. Explica clara y exactamente, sin miedo. Es cierto que no debería haber oposición. Cuéntame de todo y de todos.
Carta al P. Jean Viala en Argelia, Marzo 9, 1849, EO IV núm.7
REFLEXIÓN
La misión de nuestra Familia Oblata Carismática debe siempre enfocarse en proclamar y dar testimonio a los más abandonados de quién es Jesucristo. De ser necesario, debemos actuar “fuera de lo establecido”.
«Si el mayor objetivo de un capitán fuera conservar su nave, la mantendría por siempre en el puerto». Tomàs Aquino
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Eugenio se enteró de que había sido criticado injustamente por el Obispo de Argelia y respondió:
“tuviésemos más razones para quejarnos. En cuanto a las críticas que me has comentado, cinco minutos de oración al pie de mi crucifijo bastan para hacérmelas olvidar y ni siquiera hace falta tanto para perdonarlas”.
Carta al P. Jean Viala en Argelia, Marzo 5, 1849, EO IV (África) núm.6
REFLEXIÓN
Cuando nos encontramos heridos u ofendidos, tendemos a permitir que la herida permanezca constantemente en nuestra memoria. ¿Qué harían por nosotros cinco minutos al pie del crucifijo?
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Los Oblatos llegaron a Argelia a principios de marzo. El acuerdo con el Obispo era que vivirían en comunidad, siendo responsables de la parroquia en Blida como base para su tarea misionera y atender los servicios religiosos del hospital. Sin embargo, el Obispo no respetó el acuerdo y tuvieron que vivir a la entrada del pueblo y atender siete aldeas separadas donde no había iglesias. Acondicionaron una capilla abierta al público para los servicios, que les atrajo la hostilidad del párroco local.
Los Misioneros estaban contrariados con el Obispo, pero Eugenio los alentó:
“Nunca hay que olvidar las consideraciones debidas a un Obispo, aun cuando se tenga quejas de él. Me despido pronto, por temor a perder el correo. Adiós pues, mi querido Padre, no te dejes abatir por ningún contratiempo, no te precipites llevado por un justo resentimiento por las injusticias sufridas. Conoces los consejos que nos da el Apóstol a ese propósito, quien ha sufrido tantas de todas partes y de todas clases. Sólo tengamos presente a Dios, y El vendrá en nuestra ayuda, ¿No es ya una hermosa compensación el bien que realizas, en Boufarik o en los pueblos de nuestros colonos?
Me despido y saludo a todos muy afectuosamente…”
Carta al P. Jean Viala en Argelia, Marzo 5, 1849, EO IV (África) núm.6
REFLEXIÓN
Cuando algo no va como esperamos, es conveniente el consejo de Eugenio: enfoquémonos en Dios y confiemos en Su ayuda.
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