LA NECESIDAD DE DESCANSO A PESAR DEL ENTUSIASMO MISIONERO

Después de regañar al joven Marius Suzanne por no haber cuidado lo suficiente su salud, Eugenio le había pedido que descansara un poco más en Aix. Allí, sin embargo, el joven sacerdote no podía contener su entusiasmo misionero y se entregó al ministerio de la confesión.

Verás por lo que acabo de decirte que no has interpretado mal mi pensamiento quedándote unos días más en Aix; únicamente hubiese deseado que dosificaras las confesiones que has emprendido para poder tomar el descanso que te había prescrito imperiosamente.
No importa que no sintieses ya el cansacio, habías gastado tus fuerzas en las memorables misiones y retiros anteriores.

Carta a Marius Suzanne, 23 Abril 1823, EO VI n 102

Era una lección que el propio Eugenio tenía que aprender. Henri Tempier se preocupaba constantemente en forzar a Eugenio a vivir una vida equilibrada y a que descansara lo suficiente. Como Eugenio aprendió a poner esto en práctica a base de enfermedad y sufrimiento, intentó ayudar a los jóvenes Oblatos a no caer en la misma trampa de agotarse totalmente y no ser capaces de llevar a cabo su ministerio de un modo efectivo.

 

“El liderazgo es un papel activo; ‘liderar’ es un verbo. Pero el líder que intenta hacerlo todo se dirige al agotamiento, y con una urgencia poderosa.” Bill Owens

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DIOS NO QUIERE LAS SOBRAS DE NUESTRO CANSANCIO

La preocupación de Eugenio por sus Oblatos era holística – incluía cada aspecto de sus vidas. Él quería que fuesen todo para Dios, grandes santos, miembros de comunidad dedicados y misioneros celosos preparados para dar sus vidas por sus ideales. Para llevar esto a cabo, sin embargo, necesitaban cuidar su salud. Eran jóvenes y enérgicos y en su generosidad y celo misionero sobrepasaban los límites de sus capacidades humanas. Eugenio tuvo que frenarles:

¡Pues bien!, ¿por qué te conduces de modo a abreviar tus días? ¡Cómo después de las fatigas y los sufrimientos de esa misión de Lauzet y del trabajo forzado en la misión de Tallard, en las que teníais que luchar contra el infierno y contra todos los elementos reunidos, la intemperie de una estación tan rigurosa que apenas las gentes del país podían aguantar, vuelves a Trallard, y para descansar predicas de nuevo dos veces por día y te olvidas del cuidado de tu conservación hasta confesar treinta horas seguidas!
¿Y desearías hijo mío que no estuviera descontento de tal conducta?
Por mucho que me digas que no te has cansado en absoluto, que comes y que duermes bien todo eso no me basta para tranquilizarme, tales excesos arruinan tu existencia. No quiero que te expongas a las consecuencias que podían haber ocurrido. He ahí algo que está claro para siempre.

Carta a Marius Suzanne, 23 Abril 1823, EO VI n 102

 

“Es nuestro mejor trabajo lo que Dios quiere, no las sobras de nuestro cansancio. Creo que Dios prefiere la calidad a la cantidad.”       George MacDonald

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ASEGURANDO LA FIDELIDAD CREATIVA EN LA VIDA DE LAS COMUNIDADES

Mientras, en Marsella, Eugenio le confió a Tempier la tarea de hacer una “visita” a la comunidad de los Misioneros en el Calvario. El término “visita canónica” en la vida religiosa hace referencia a una visita oficial y un análisis de la vida de una comunidad por el superior general o alguien delegado por él. No era una inspección subjetiva por parte del superior, sino una evaluación de la comunidad de cuán fielmente estaban los Misioneros viviendo el carisma en su vida espiritual y comunitaria, y de cómo se expresaba esto en sus actividades misioneras. La única directriz era la Regla de Vida que habían redactado y aceptado en 1818. De este modo, se insistía incesantemente en la fidelidad a esta Regla y a su espíritu.

Es urgente establecer la Regla tal como debe ser observada en todas partes.

Una parte de la marcha fluida de una comunidad y de su misión consistía en guardar registros y crónicas. Eugenio particularmente quería que cada comunidad hiciera sus propias crónicas (‘un códex histórico’) de sus actividades para una referencia futura. Los historiadores hoy día lamentan que los Oblatos del pasado estuvieran siempre demasiado ocupados con su ministerio como para conservar sus crónicas hasta la fecha y por ello nos encontramos muchas lagunas en nuestro conocimiento de la historia de la familia Mazenodiana.

Entre otras cosas no descuidéis los libros registros indicados, en los que consignaréis la historia de nuestro establecimiento en Marsella haciéndola re montar hasta la misión.[ed. la misión de la ciudad llevada a cabo en 1820]

Carta a Henri Tempier, 3 Abril 1823, EO VI n 101

Todavía hoy, la Regla de Vida Oblata continúa haciendo eco de estos sentimientos de Eugenio:

Por su oblación, cada Oblato asume la responsabilidad del patrimonio común de la Congregación expresado en las Constituciones y Reglas y en nuestra tradición de familia. Se le exhorta a dejarse guiar por estas normas con una fidelidad creativa a la herencia legada por San Eugenio de Mazenod.

CC&RR, Constitución 168

 

“No es sabio violar las reglas hasta que no sabes cómo observarlas”      T. S. Eliot

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LA DIÓCESIS DE MARSELLA – UN LOGRO PARA GARANTIZAR EL FUTURO DE LOS OBLATOS

Eugenio y su tío se vieron obligados a quedarse en París durante varios meses para preparar la ordenación episcopal de Fortunato y todo el trabajo con el Gobierno y la Iglesia para el restablecimiento de la Diócesis de Marsella, que no había existido como tal en 21 años. Tenían que establecerse las estructuras y designar a los que se iban a encargar de la administración. Por este motivo, Eugenio envió a Henri Tempier a pasar algún tiempo en Marsella para reunir toda la información que Eugenio y Fortunato necesitaran en París. A Tempier también se le consultaba cualquier decisión que debía tomarse. Una de ellas era a quién debía nombrar Fortunato como su segundo Vicario General, y Tempier sugirió el nombre del Padre Ricaud. Eugenio respondió:

Había pensado en el proyecto que me proponéis. El Sr. Ricard es ciertamente muy apto para inspirar confianza, pero no os ocultaré que mi tío ha puesto los ojos en otro, y ese otro es Vd. Comprendo todo cuanto podríais responder, pero esa es su idea.

Carta a Henri Tempier, 21 Mayo 1823, EO VI n 104

Eugenio apoyó la idea pues él veía que estaba “en los intereses de la Sociedad” de los Misioneros “conseguir este logro” que él consideraba “sabio y muy apropiado”.

Eugenio le recalcó a Tempier que el nombramiento de Fortunato como Obispo de Marsella estaba motivado por la necesidad de asegurar el futuro de los Misioneros teniendo un Obispo que protegiera sus intereses y les diera estabilidad:

Pero hay que decirlo, el bien de la Sociedad ha influido mucho también en las gestiones que he creído deber realizar. Hay que rendir también justicia a mi tío, ese mismo motivo le ha causado siempre gran impresión, y si ha podido felicitarse por su promoción ha sido en gran parte por la esperanza de hacernos bien. Es cierto por otra parte, que no hubiese nunca aceptado la carga, realmente demasiado pesada para él, de no haber realmente contado con mi ayuda y la de nuestra Sociedad.

Eugenio resume las razones por las que ha promovido tan activamente el nombramiento de Fortunato como

obispo para facilitar a nuestra Sociedad, los medios de hacer el bien en la Iglesia, para consolidar su existencia, etc. No puedo en conciencia, después de haber contribuido tan poderosamente a su elevación, no proporcionarle los medios indispensables para cumplir dignamente lo mejor posible con mi deber.

Carta a Henri Tempier, Junio 1823, EO VI n 107

De este modo, Henri Tempier se uniría a Eugenio en Marsella para permanecer a su lado hasta 1861.

“Este fue una de las cruces más pesadas que el Padre Tempier cargó valientemente durante casi los siguientes 40 años.” Yvon Beaudoin

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EL PRIMER OBLATO EN MORIR

Jourdan nunca se recuperó de la angustia mental que por la que tanto sufrió y murió el 20 de abril de 1823, pocos meses después de su oblación. De este modo, fue el primer oblato de la Sociedad en morir.

“El padre Courtès, que fue su superior durante su tiempo en Aix, escribió estas líneas, las únicas que encontramos sobre las circunstancias entorno a su muerte: “La personalidad [del padre Jourdan] era dulce, tímida y tendía hacia la escrupulosidad.” El Padre de Mazenod le había escrito varias cartas desde París “para dar consuelo a una conciencia totalmente desorientada”. Todo buen consejo que le dio fue en vano. La enfermedad estaba progresando de un modo alarmante. La persona que durante ese tiempo estuvo a cargo de la casa de Aix, demasiado inexperto para diferenciar entre una cuestión de moralidad que encontraba su origen en la mera escrupulosidad y aquella que pudiera surgir de una aberración mental, nunca pensó en adoptar medidas extremas hasta que fue demasiado tarde. Bourrelier estuvo al lado de la cama noche y día. “Un momento de falta de atención por parte del que lo custodiaba tuvo consecuencias lamentables. Finalmente, el desdichado enfermo, habiendo agotado su fuerza moral y física, murió un domingo. El Padre Jourdan tenía los elementos para encajar en una vida comunitaria. Dulce y humilde, edificaría, durante un largo tiempo, la Sociedad por su regularidad y su obediencia, si su escrupulosidad, demasiado subestimada, no hubiera dañado su cerebro ni destruido una vida todavía muy joven…” Citado por Yvon Beaudoin en “Jourdan, Jacques Antoine” en el Diccionario Histórico Oblato, Volumen 1.

Eugenio escribió a todos los Oblatos para tranquilizarlos:

Qué te diré, mi querido hijo, sobre la desgracia que nos ha consternado. Estoy pasmado Y apenas puedo creerlo, pero no comparto tus temores sobre la salvación de su alma. He acabado ayer con la mayor confianza las cinco misas que nuestras Reglas prescriben y como lo habían hecho también los demás Padres, espero que Dios lo habrá librado del purgatorio y que goza a estas horas de la gloria del cielo.

Era un alma hermosa. ¿Quién sabe?, tal vez ese pobre hermano no había nunca pecado mortalmente. ¡Oh! lo repito, tengo la mayor confianza de que está salvado.

Carta al Padre Sumien, 2 Mayo 1823, EO VI n 103

Tres años después, reflexionando sobre este suceso, Eugenio escribió a Henri Tempier:

Nosotros podríamos contar con nuestro pobre Jourdan, que era bien santo, cuyo género de muerte no podría imputarse a su voluntad.

Carta a Henri Tempier, 24 Mayo 1826, EO VII n 242

 

“La fe saca el veneno de cada dolor, toma el escozor de cada derrota y calma el fuego de cada dolor; y sólo la fe puede hacerlo.” Josiah Gilbert Holland

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UNA CONSTANTE FUENTE DE APOYO

Eugenio concluye su carta a Jourdan instándole a rezar cada día y especialmente a que considere la eucaristía como su fuente de apoyo.

Guárdese de apartarse un solo día del altar; es ahí donde debéis sacar vuestra fuerza. En el momento de la comunión, dígale amorosamente “todas vuestras penas: “vim patior, responde pro me” [ed. Is. 38, 14: “Oh Señor estoy oprimido ¡sé mi seguridad!]
Abrace sus pies espiritualmente, protéstele que no os separaréis jamás de él, que queréis amarle siempre, colocadlo después en vuestro corazón y no os preocupéis de nada. He ahí lo que el Señor me manda que os diga.
Adiós, os abrazo muy tiernamente encomendándoos a nuestra buena Madre María.

Carta a Jacques Antoine Jourdan, 30 Marzo 1823, EO VI n 99

 

“Y cuando no puedas soportarlo, Él te sostendrá entre Sus brazos.”    Francisco de Sales

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ESCUCHA A TU COMUNIDAD OBLATA

Después de animar a Jourdan en su sufrimiento y de invitarle a poner su confianza en Dios, Eugenio ahora recurre a otros dos enfoques para ayudarle. El primero está ligado a la autoridad del superior de una comunidad de religiosos.

Querido amigo, crea en mi experiencia. Conozco ese género de pruebas, no os paréis en ellas. Acuérdese que Ntro. Señor quiere que sus hijos se conduzcan por el camino de la autoridad y de la obediencia; es así como manifiesta su muy santa voluntad: “Qui vos audit me audit” [ed. Lucas 10, 16: “El que os escucha a vosotros, me escucha a mí]
Ahora bien os declaro en nombre de Dios que estáis en su amistad…

En segundo lugar se refiere a la opinión de la comunidad con respecto a él, a la que debe prestar mucha atención.

….Confíe sobre eso en la decisión que os será dada por nuestros queridos hermanos que os aman tanto y a quienes aflijís como a mí con vuestras obstinaciones que ponéis en no hacer caso de su decisión sobre los estados, por los cuales Dios se complace en haceros pasar.
Animo mi buen amigo. Muy grandes santos han sido probados como Vd., pero han sido grandes santos a pesar de esos estados, porque no dejaban de obedecer; ánimo una vez más, mi querido amigo, rezamos todos por Vd. la frente en el suelo, para que aguantéis esa dura prueba como valiente soldado de Jesucristo. Ese amable Maestro, nuestro modelo, no ha caído en la de- separación en el Huerto de los Olivos; ¿qué angustia sin embargo la suya? Agárrese a él y no tema nada, beba de la copa de sus amarguras, ya que se digna haceros participar de su pasión, pero no dudéis de que os embriague pronto con sus dulces delicias. Para eso hay que mantenerse en paz y obedecer.

Carta a Jacques Antoine Jourdan, 30 Marzo 1823, EO VI n 99

 

“Cuando la vida se desploma, no necesitas razones – necesitas comodidad. No necesitas respuestas – necesitas a alguien. Y Jesús no viene a nosotros con una explicación – Él viene a nosotros con Su presencia.”    Bob Benson

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ENTRISTECES EL CORAZÓN PATERNAL DE DIOS SIMPLEMENTE POR NO TENER CONFIANZA EN SU BONDAD

Jacques Antoine Jourdan, de 23 años, había sido ordenado sacerdote en 1822 y se unió inmediatamente a los Misioneros entrando en el noviciado en Notre Dame de Laus. En febrero de 1823 hizo su oblación en Aix y se sumó a las actividades misioneras de su comunidad.

El Padre Hippolyte Courtès, que era su superior durante ese tiempo en Aix, escribió que la personalidad de Jourdan era “dulce, tímida y tendía hacia la escrupulosidad.” En este contexto en el que sus escrúpulos lo conducirían a un episodio de intenso sufrimiento, Eugenio le escribió esta carta para animarlo.

Mi bien querido Jourdan, que la paz de Ntro. Señor Jesucristo esté con Vd. ; Y qué! ¿no poseeríais esa preciosa paz que el divino Maestro ha venido a traer al mundo? ¡Ah! si fuese así, mi buen amigo, sería ciertamente por vuestra culpa. ¿Por qué dejáis enturbiar vuestra alma por unos escrúpulos que hacen vuestro tormento y que os motivan un tan gran perjuicio?
… No son los pensamientos y las demás miserias que os atormentan las que os harán ofender a Dios; sólo entristeceréis su corazón paternal si no tenéis bastante confianza en su bondad, no considerándole como un buen padre que os ama y que quiere salvaros.

Carta a Jacques Antoine Jourdan, 30 Marzo 1823, EO VI n 99

 

«Para cada pecador lastrado, cansado, Jesús dice, “Venid a mí y descansad”. Pero también hay muchos creyentes cansados y lastrados. Para ellos la invitación es la misma. Fíjate en las palabras de Jesús si te sientes lastrado por tu labor, y no las malinterpretes. No es “sigue, continúa con tu trabajo” como quizás imagines. Al contrario, significa “para, vuélvete, ven a mí y descansa”. Nunca, Cristo nunca envió a trabajar a alguien lastrado; nunca, Él nunca alejó a un hambriento, a alguien agotado, a un enfermo o a alguien afligido de su trabajo. Por eso la Biblia sólo dice: “ven, ven, ven.”        James Hudson Taylor

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ESA COMUNIDAD MISIONERA QUE REALMENTE SE ASEMEJA AL CENÁCULO

La comunidad Oblata fue un punto constante de referencia para Eugenio cuando estaba lejos de ella. Su modelo para nuestra vida religiosa misionera era el de Jesús y los apóstoles. Para él, nuestras comunidades debían ser “cenáculos” – como el cenáculo original, el lugar donde Jesús se reunió con sus apóstoles en el primer Jueves Santo, y donde se prepararon para recibir el Espíritu Santo en Pentecostés.

Después de su triste experiencia con la liturgia del Jueves Santo en el Royal Palace, le escribió a su comunidad diciéndoles que estaba unido a ellos

para consolarme, me trasladé en espíritu a aquella sala, verdadera imagen del Cenáculo en la que los discípulos, preparados por las lecciones habituales que reciben en la Sociedad, penetrados del espíritu del Salvador que vive en ella,
se reúnen en el nombre de su Maestro, y representan a los apóstoles de los cuales Jesucristo pudo decir: “vos mundi estis”, [ed Juan 13, 10 “y vosotros estáis limpios”]

esperando en el recogimiento y silencio que el representante del Maestro entre ellos, después de haber oido pronunciar el mandamiento del Señor, “mandatum” [ed. El mandamiento de amarse los unos a los otros], se postre a sus pies,

les lava, apoya sobre esos pies que han sido bendecidos y preconizados miles de años antes por los profetas, porque son los pies de los evangelistas del bien [ed. Isaías 52, 7 “Qué hermosos son los pies del mensajero que trae la dicha], de los predicadores de la paz,
apoya, digo, respetuosamente sus labios sobre esos pies de los que salen para su corazón dardos de llamas que lo abrasan, una fuente de agua viva, que le deleita y viene a extenderse por sus ojos.
¡Qué emoción general!, ¡qué sentimientos!, ¡qué fervor!

Carta a Hippolyte Courtès, 27 Marzo 1823, EO VI n 98

 De este modo tan poético, Eugenio describe una vez más el modelo de Jesús en medio de sus discípulos enseñándoles, con palabras y con obras, y llenándoles de celo para salir y ser sus misioneros.

 

Fundamentalmente, ¿qué son los discípulos? Ellos son Jesús mismo que continúa sus acciones. No son repetidores de lo que han oído, sino que son las acciones de Jesús que aumentan y continúan.”     C.M. Martini

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NADA DE ESTE ESPECTÁCULO EN EL PALACIO DEL REY TERRENAL ME HABLÓ AL CORAZÓN

En el Royal Palace en París, Eugenio describe el servicio del Jueves Santo en el que un príncipe lavaba los pies a un grupo de niños durante la liturgia

Acabo de acompañar a mi tío a la Cena, en Les Tuileries… hemos visto la grandeza humana abajarse a imitación del Verbo anonadado a los pies del pobre y del indigente.
Es hermoso, es imponente; se pueden hacer a ese propósito unas bellas frases y moralizar a perderse de vista; pero ¿te diré mi querido Courtés?
… Aquí metido en un palacio del rey de la tierra, he visto una amplia galería, manchada por toda suerte de imágenes obscenas, de cuadros que representan las sucias divinidades del paganismo; rodeado de todas las vanidades del siglo, de todas las pompas del mundo

Este espectáculo lo dejó frío cuando lo comparaba con el modo en que esta misma ceremonia se celebraba en Aix con impactante devoción.

ese espectáculo deslumbrador, no es en absoluto comparable a nuestra emocionante ceremonia. Nada se recuerda, si no es la acción maquinal del lavatorio de los pies, y también ¡con qué diferencia!, nada recuerda la imponente lección que dio al mundo el Salvador de los hombres. Ni el lugar, ni las personas, ni los espectadores, ni aquellos mismos que son el objeto inmediato de la ceremonia, ni el modo de ejecutarla; nada en una palabra, habla al corazón; el mío por lo menos, no ha sentido la menor emoción; sólo he sentido el pesar que ese espectáculo hacía nacer naturalmente en mi alma por el recuerdo de lo que hacíamos…
Por eso la disipación y la curiosidad se veía en todos los ojos. Fue en medio de esos aderezos que el príncipe se ha acercado a un grupo de niños colocados sobre un estrado bastante elevado para qu pudiera verter agua sobre sus pies sin rebajarse. Esos niños puestos muy limpiamente, y tan extraños al misterio como a los “indevotos” espectadores, representaban mal, me parece a los apóstoles del Dios vivo; no eran ni siquiera los miembros de un Dios paciente.
Por eso lo repito, mi corazón ha quedado insensible mi espíritu indiferente no me presentaba ninguna imagen, no recordaba ningún recuerdo; fue necesario que se trasladara a otro lugar para penetrarse de los misterios del día, y es a Aix, es entre vosotros que he ido ¡lástima no haber estado allí de cuerpo entero!

Carta a Hippolyte Courtès, 27 Marzo 1823, EO VI n 98

 

Los actos externos de piedad que no surjan de los afectos del corazón dados por Dios, deleitándose en depender de Dios y buscando su gloria, son meros legalismos y no tienen valor para honrar a Dios.”       John Piper

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