MARZO 21: ORANDO CON LA FAMILIA MAZENODIANA

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MARZO 21: ORANDO CON LA FAMILIA MAZENODIANA

Ver:https://sites.google.com/view/mazenodianfamily/oraison-mensual-en-español/21-de-marzo-2021

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HE SIDO HOMBRE DE DESEOS, QUE ALGUNAS VECES HAN SIDO ESCUCHADOS Y CUMPLIDOS

Durante su vida, se consideró que San Eugenio tenía un corazón misionero tan grande como el mundo.

“no soy profeta, sin embargo, siempre he sido hombre de deseos, que algunas veces han sido escuchados y cumplidos. Esta vez los hago a Dios por ustedes, mis queridos hijos, para que les lleguen todas las bendiciones y colme sus almas de gracia y consuelo.”

Los Oblatos que se dirigían a Canadá realizaban el sueño, y el corazón paternal de Eugenio les respondía con afecto.

“Son el objeto de mi mayor ternura, estando siempre presentes en mi espíritu; y mi corazón no podría amarles más considerando la respuesta a su vocación, y en especial el celo con el que han emprendido la hermosa misión que se les la asignado, anhelada por otros de sus hermanos. Representan a todos, y la Congregación habrá de felicitarse por haberles confiado la tarea.

Adiós, mis queridos hijos, les deseo de nuevo un feliz viaje y les doy “peramanter” con cariño y mi bendición paternal.”

Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9

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HE SIDO HOMBRE DE DESEOS, QUE ALGUNAS VECES HAN SIDO ESCUCHADOS Y CUMPLIDOS

Durante su vida, se consideró que San Eugenio tenía un corazón misionero tan grande como el mundo. 

“no soy profeta, sin embargo, siempre he sido hombre de deseos, que algunas veces han sido escuchados y cumplidos. Esta vez los hago a Dios por ustedes, mis queridos hijos, para que les lleguen todas las bendiciones y colme sus almas de gracia y consuelo.”

Los Oblatos que se dirigían a Canadá realizaban el sueño, y el corazón paternal de Eugenio les respondía con afecto.

“Son el objeto de mi mayor ternura, estando siempre presentes en mi espíritu; y mi corazón no podría amarles más considerando la respuesta a su vocación, y en especial el celo con el que han emprendido la hermosa misión que se les la asignado, anhelada por otros de sus hermanos. Representan a todos, y la Congregación habrá de felicitarse por haberles confiado la tarea.
Adiós, mis queridos hijos, les deseo de nuevo un feliz viaje y les doy “peramanter” con cariño y mi bendición paternal.”

Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9

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CUANTO MÁS SANTOS, EJEMPLARES Y REGULARES SEAN, MAYOR SERÁ EL BIEN

San Francisco de Asís instruyó a sus hermanos predicar con palabras, solo cuando fuera necesario. Es decir, era la calidad ejemplar de sus vidas lo que debía impactar más a las personas.  Este era también un principio para Eugenio: dejen que sus acciones hablen más que sus palabras.

“Por lo demás, saben que la reputación y gloria de la Congregación están en sus manos. Cuanto más santos, ejemplares y regulares sean, mayor será el bien.

Están encargados de implantarla en esas extensas regiones, porque tal vez Montreal sea solo la puerta de entrada para que la familia conquiste las almas de varios pueblos.

Al llegar a los lugares, evaluarán el terreno. Hay que establecerse primero donde se nos llame. Si Dios nos bendice, veremos más adelante.

…que el buen olor de sus virtudes atraiga a ustedes eclesiásticos canadienses de Montreal o  Quebec, no importa, o más bien que Quebec traiga también a su contingente para llevarles a esa diócesis.

Pero mi pensamiento se adelanta a los acontecimientos.”

Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9

 

 

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DISFRUTO CONVERSAR CON USTEDES ACERCA DE NUESTRO INTERÉS COMÚN

Como humanos, los seis misioneros en camino a establecer la primera misión Oblata en Canadá, no eran perfectos. Como padre de la familia, Eugenio estaba consciente de ello y les aconseja cómo vivir en unión como una familia religiosa. 

“Mantengan un solo espíritu y sobrellévense entre ustedes.  Cuando algo no vaya bien, eviten murmurar.  Háganse con delicadeza las observaciones que crean necesarias, sin pelea ni amargura. Si no son aceptadas, mantengan la paz y no se alejen de la obediencia.

No permitan nunca personalismos, ni susceptibilidades; franqueza, sencillez, dulzura y sobre todo, caridad, “omnia nostra in charitate fiunt”.
Si es necesaria, tengan alguna comunicación confidencial conmigo, pero bien pensada antes a los pies del crucifijo, sin agresión ni exageración. Todos somos miembros de un mismo cuerpo, que cada cual trabaje con todo su esfuerzo y sacrificio para el bienestar de ese cuerpo y el desarrollo de todas sus facultades.

No ignoro el buen espíritu que les anima y disfruto conversar con ustedes acerca de nuestro interés común.

Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9

Un buen consejo paternal y humano, que nos pide reflexionar en nuestras propias relaciones.

«Vean cómo estos cristianos se aman entre ellos y están incluso dispuestos a morir unos por los otros.”  Tertuliano en el siglo II.

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HIJOS MÍOS QUE VAN HACIA ESTA HERMOSA MISIÓN, QUE EXTIENDE SUS BRAZOS HACIA USTEDES

San Eugenio escribe al primer grupo en salir de Francia para establecer nuestra primera misión en el extranjero: «hijos míos que van hacia esta hermosa misión, que extiende sus brazos hacia ustedes.»

Advierte a los seis Oblatos respecto a la importancia de la primera impresión que den a su llegada, pues de ella depende su éxito al predicar el Evangelio.

“Recuerden que a su llegada los ojos de todos estarán fijos en ustedes y que se les juzgará primero por su aspecto exterior; difícilmente se pueden cambiar las primeras impresiones. Que se vea que son hombres que van a la conquista de las almas, en cuya regularidad se puede confiar para la edificación del clero y del pueblo de esta extensa Diócesis y de todas sus regiones.”

La clave del éxito sería moldear sus vidas de acuerdo a la Regla Oblata, que marcaba cómo vivir la espiritualidad y la misión de los Oblatos.

“Instalados ya en su casa, sigan la Regla. Que no se diga que los Sulpicianos y los Jesuitas. [ed. los dos grupos más importantes al este de Canadá] actúan mejor que vosotros.”

Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9

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PERSUADIR A LAS PARTES PARA ACEPTAR SUS DECISIONES, MOTIVADAS POR EL ESPÍRITU DE IMPARCIALIDAD

Aun cuando el compromiso del  Obispo Eugenio de Mazenod se encontraba en Marsella, siempre siguió con gran interés el trabajo misionero de cada uno de sus hijos Oblatos. 

“Continúa esa carrera con confianza y ánimo, viendo que es Dios quien guía tus pasos y te ayuda.”

Luego hace referencia al ministerio conciliador que los Oblatos realizaban en Córcega entre violentas facciones opuestas.  No era solo necesario lograr la reconciliación en las emociones y las palabras, sino dar a cada parte la oportunidad de expresar sus reclamos (generalmente respecto a la pobreza y el poder) y luego trabajar juntos en una solución acordada mutuamente. Los Oblatos se convirtieron en mediadores neutrales para arbitrar un acuerdo permanente. 

“Sin duda apruebo que acepten arbitrar los litigios que mantienen la discordia en las familias, pero para ello es necesario que tengan algún conocimiento de las leyes sobre la materia; tendrían que leer el código civil, pues hay que cuidarse de no arriesgar decisiones que fueran opuestas a las leyes. La equidad no siempre es suficiente.
Hay que actuar con mucha prudencia en todos los casos, y persuadir en cuanto sea posible a las partes, para aceptar sus decisiones, motivadas por el espíritu de imparcialidad.”

Carta al P. Etienne Semeria, Noviembre 10, 1841, EO IX núm. 748

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RODEADOS POR TODOS ESOS HOMBRES SANGUINARIOS, QUE SE CONVIERTEN EN CORDEROS ANTE SU VOZ, DEJANDO A UN LADO LAS ARMAS

Eugenio de Mazenod era Superior General de los Oblatos, al mismo tiempo que Obispo de Marsella. Así, era responsable por completo del trabajo misionero de los Oblatos y tenía un gran interés en todo lo que hacían, alegrándose con sus éxitos.

“Mi querido Padre Semeria, cada vez que recibo tus cartas, agradezco a Dios por todo lo que se digna realizar a través de su ministerio.”

Los Oblatos habían estado seis años en la isla de Córcega a cargo del seminario mayor y predicando misiones en las aldeas. En ese entonces, la isla era habitada y conocida por violentas familias feudales y el derramamiento de sangre. Acababan de terminar una misión en el pueblo de Zicavo, donde pudieron lograr la paz entre las partes en lucha.

Zicavo, Córcega

“Estoy de acuerdo en multiplicar el agradecimiento por la hermosa misión de Zicavo. Desde aquí les imagino rodeados por todos esos hombres sanguinarios que se convierten en corderos ante su voz, dejando a un lado las armas, abrazándose y perdonándose ¡Qué belleza! ¡Y la emotiva respuesta de que al estar sus armas cargadas para eliminar a sus enemigos, al no tenerlos ya, las descargaran en su honor!”

Carta al P. Etienne Semeria, Octubre 16, 1841 EO IX núm. 741

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LA DICHA DE ENCONTRARME REUNIDO CON SERES TAN QUERIDOS

En un inusual descanso con su madre y la familia de su hermana, Eugenio describe sus impresiones. La reunión familiar sería la última con su sobrino, Luis, quien se encontraba enfermo en fase terminal. Dos hermanas de Luis habían fallecido siendo adolescentes y ahora él enfrentaba la muerte, a los 26 años.  Solo le sobrevivirían dos hermanos: Eugène y Césarie.

En el castillo llevábamos una vida de comunidad. Era edificante ver a mi alrededor a tantas almas cristianas de virtud.

Nuestra buena madre ya octogenaria, modelo de costumbres patriarcales, puntual en todos sus deberes religiosos, recitando a diario el oficio con mi hermana, con recogimiento y devoción; mi hermana, un verdadero ángel de piedad, mujer fuerte probada por las tribulaciones y soportando con valor heroico, que no excluye el dolor, la cruel pérdida de sus hijos.

Mi cuñado, el caballero más galante que conozco, a quien como a su virtuosa mujer y todos nosotros, el Señor le otorgaba bendiciones al verle practicar la religión que siempre había honrado.

¿Qué diré de mi sobrino Luis, tan santo, espiritual, y tan cabal; y de su hermano Eugenio, que encanta a todos, probando que los elogios del P. Pillon, rector del colegio de Brugelette, eran justamente merecidos?

En cuanto a Cesárea, todos los que la conocen estarán de acuerdo si digo que es tan amable como buena, y que su espíritu, su corazón y su carácter, la hacen una persona perfecta. La dicha de encontrarme reunido con seres tan queridos estaba mezclada con tristeza, al ver el sufrimiento de nuestro pobre Luis…

Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 16, 1841, EO XX

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