San Eugenio escribe al primer grupo en salir de Francia para establecer nuestra primera misión en el extranjero: «hijos míos que van hacia esta hermosa misión, que extiende sus brazos hacia ustedes.»
Advierte a los seis Oblatos respecto a la importancia de la primera impresión que den a su llegada, pues de ella depende su éxito al predicar el Evangelio.
“Recuerden que a su llegada los ojos de todos estarán fijos en ustedes y que se les juzgará primero por su aspecto exterior; difícilmente se pueden cambiar las primeras impresiones. Que se vea que son hombres que van a la conquista de las almas, en cuya regularidad se puede confiar para la edificación del clero y del pueblo de esta extensa Diócesis y de todas sus regiones.”
La clave del éxito sería moldear sus vidas de acuerdo a la Regla Oblata, que marcaba cómo vivir la espiritualidad y la misión de los Oblatos.
“Instalados ya en su casa, sigan la Regla. Que no se diga que los Sulpicianos y los Jesuitas. [ed. los dos grupos más importantes al este de Canadá] actúan mejor que vosotros.”
Carta a los primeros Oblatos en ir a Canadá, Octubre 9, 1841, EO I núm. 9