EN PRESENCIA DEL MISMO SEÑOR

A pesar de todos sus compromisos por su ministerio, Eugenio siempre insistía en que los Misioneros celebraran juntos los misterios de Pascua en sus comunidades como una familia. Estando en París, era la primera vez en 7 años que no estaba en su comunidad de Aix para estas ceremonias, y escribió el Jueves Santo:

Tengo el corazón oprimido, mi querido Courtès, al salir de la Iglesia en la que acabo de ofrecer el santo sacrificio en medio de un pueblo desconocido, en una tierra, por así decir extranjera, lejos de vosotros, de quienes no he estado nunca separado en este memorable día. Sí, es la primera vez, desde que nos hemos reunido, que no he celebrado la Pascua con mis hermanos. Por eso estoy inconsolable por esta inmensa privación. Para suavizar mi pena he dicho la Misa más o menos a la hora en que os sabía reunidos para “Dominicam Coenam manducare” [ed. “Para tomar la Cena del Señor”]

Estando fuera, recurrió a su modo usual de mantenerse unido a su familia religiosa: la oraison

Pero aunque en la presencia del mismo Salvador, mi corazón sentía todo el peso de la distancia que nos separa, y aunque por la precaución que había tomado, celebráramos al mismo tiempo el mismo misterio, no lo celebrábamos sin embargo juntos, y mi aislamiento en parecida circunstancia me arrancaba unos suspiros hasta en el altar, donde no me veía rodeado de mi excelente y muy amada familia.

Carta a Hippolyte Courtès, 27 Marzo 1823, EO VI n 98

 

“El nivel más profundo de comunicación no es la comunicación, sino la comunión. Es silenciosa… va más allá del habla…más allá del concepto.”         Thomas Merton

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ENCONTRÉMONOS ALLÍ DONDE GOBIERNA SU AMABLE CORAZÓN

Eugenio era todo corazón, además de intuitivo, expresaba y actuaba según sus intuiciones. Tan pronto como conoció a Joseph Guibert, pensó: “me parece que de nuevo he encontrado algo de mí mismo” – él reconoció en este joven a alguien que tenía su mismo espíritu. Ahora que Guibert formaba parte de los Misioneros, Eugenio se consideraba su padre en la vida religiosa y le expresaba su afecto paternal:

Estemos pues siempre unidos en el mismo espíritu, y rezad por mí que os he amado tanto, y el primero.
Por mi parte me ocupo con frecuencia de Vd. ante el Señor. Es ante su amable corazón que os cito.

Carta a Joseph Guibert, 19 Marzo 1823, EO VI n 97

Eugenio concluye refiriéndose al secreto de la oración de comunión que nosotros los Oblatos conocemos como la “oraison”. En un mundo sin medios de comunicación inmediatos, era, a través de la oración, como Eugenio mantenía el contacto con los miembros de su familia religiosa cuando se encontraba físicamente separado de ellos.

Donde sea que experimentemos el amor de Dios orando juntos, estamos unidos por un mismo fin”.

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ESTEMOS SIEMPRE UNIDOS EN EL MISMO CARISMA

Joseph-Hippolyte Guibert, un joven de Aix en Provence, entró en el noviciado, pero poco después, su padre lo presionó para que lo dejara. Unas pocas semanas más tarde volvió y Eugenio escribió sobre esto, expresando su felicidad a la comunidad.

Dile a Guibert la alegría que he sentido al enterarme de su vuelta a casa. Su conducta será memorable en nuestra casa y Sociedad y puede estar seguro de que le ha hecho ganar de golpe el afecto que se adquiere de ordinario después de bastante tiempo y largas pruebas.

Carta a Hippolyte Courtès, 6 Marzo 1823, EO VI n 95

 Al propio Guibert escribió Eugenio:

No he esperado hasta hoy, mi querido amigo, para felicitaros; he tomado demasiado parte en vuestra dicha y le atribuyo demasiado valor yo mismo, por no haber primero agradecido a Dios y haberme alegrado luego con la familia a la cual os habéis dedicado tan inopidamente por un efecto de la protección de Dios sobre Vd. y sobre nosotros.

Expresando su satisfacción, Eugenio hizo referencia a “un presentimiento que tuve desde la primera vez que te vi.” Se refirió a cómo apreció el valor de este joven y las responsabilidades que tendría en la Iglesia: a los 24 años fue nombrado Maestro de los novicios, a los 27 se convirtió en el superior de Nuestra Señora de Laus, a los 34 fue nombrado superior del seminario mayor de Ajaccio, después Obispo de Viviers, Arzobispo de Tours, Arzobispo de París y Cardenal.

Eugenio reconoció en este joven a alguien que había entendido profundamente el carisma de los Misioneros, y que sería una fuerza impulsora en los Oblatos:

Todo eso es de un excelente augurio para el bien que tendremos que hacer juntos en el campo de la Iglesia devastada por tantos jabalíes.
Estemos pues siempre unidos en el mismo espíritu.

Carta a Joseph Guibert, 19 Marzo 1823, EO VI n 97

 

Un líder es uno que conoce el camino, sigue el camino, y muestra el camino. “ John C. Maxwell

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NUESTRA CASA ES UN VERDADERO PARAÍSO TERRENAL

Eugenio recomienda a los escolásticos vivir siempre en comunión mutua y podemos reconocer los ecos de Juan 17,21: “Que todos sean uno, como tú Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”.

… vivid siempre en esa íntima unión que hace de nuestra casa un verdadero paraíso terrenal

La comunidad para Eugenio era una familia, viviendo lo más unida posible, de la cual él era el padre. Varado en París con las formalidades alrededor del nombramiento episcopal de Fortuné, añoraba estar de vuelta con su comunidad, donde se encontraba su corazón.

y cuando estéis en familia y habléis de vuestra dicha, la mayor que se puede gustar aquí abajo, pensad en vuestro padre que languidece lejos de vosotros en una tierra que podría casi llamar extranjera, pero que será siempre para él un verdadero exilio, mientras esté lejos de vosotros y de todos sus demás hermanos.

Carta a André Sumien y los Escolásticos en Aix, Marzo 18, 1823, EO VI núm. 96

 

El paraíso terrenal es una elección que debes hacer, no un lugar que encontrar.” Wayne W. Dyer

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LLENO DEL CARISMA QUE DA VIDA A TODO

Algunos meses antes, Eugenio había escrito a Henri Tempier: «Mi primer compañero, habéis desde el primer día de nuestra unión, captado el espíritu que debía animarnos y que debíamos comunicar a los demás” (Carta a Henri Tempier, Agosto 15, 1822, O.W. VI núm. 86)

Actualmente la Iglesia utiliza la palabra del Nuevo Testamento carisma para referirse al espíritu proveniente de Dios conferido a alguien para el bien de sus miembros y misión.

Podemos entonces entender la alegría de Eugenio al ver a los jóvenes Misioneros quienes habían comprendido este carisma y obraban maravillas a través de su ministerio, doquier se encontraran. El éxito de su ministerio era el espíritu proveniente de Dios, que daba vida a su esfuerzo. Pide a los seminaristas estudiantes seguir los pasos de sus hermanos mayores, imitando el mismo espíritu:

¡Oh!, no dudo que andaréis sobre las huellas de vuestros hermanos mayores, ¡ved los prodigios que el Señor se ha complacido ya en realizar por su ministerio!
Es que por jóvenes que sean, estaban llenos de ese espíritu que lo vivifica todo.
Por eso tratamos de perpetuarlo entre vosotros, y es por vosotros, mis muy queridos amigos, que esta tradición viviente y tan fecunda, será transmitida a esa otra clase de personas de nuestra Sociedad, los novicios, que van inmediatamente después de vosotros. Continuad en darles el ejemplo de todas las virtudes de la regularidad, de la fidelidad a las Reglas;

Carta a André Sumien y los Escolásticos en Aix, Marzo 18, 1823, EO VI núm.96

 

Hermanos, sed imitadores míos y fijáos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros.”         San Pablo a los Filipenses, 3:17

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ME LLENO DE ALEGRÍA Y ORGULLO DE TENERLES COMO HIJOS

El padre de la familia Oblata expresa su regocijo por los jóvenes que se preparan para ser Misioneros. Su alegría es debido a su evidente generosidad, su celo misionero y deseo de la perfección religiosa.

Lo sabéis, sois la esperanza de nuestra Sociedad; juzgad pues de mi dicha cuando os considero, siguiendo los caminos del Señor, llenos de ardor para el bien, con un celo devorador por la salvación de las almas, dedicados a la Iglesia, despreciando y hollando todo cuanto aparte de la perfección y comprometa la salvación.
Entonces es cuando sobreabundo de alegría y me felicito de teneros por hijos.

Carta a André Sumien y los Escolásticos en Aix, Marzo 18, 1823, EO VI núm.96

 

Es algo increíble comprender la magnitud del hecho de que lo que una persona sueña e imagina puede hacerse realidad.” Vanna Bonta

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PAUSA POR LA SEMANA SANCTA Y PASCUA

San Eugenio nos hablara de nuevo el lunes 8 de abril.

 Les recuerdo que todos los escritos del blog están siempre en el sito (desde agosto 2010)– y que pueden buscar una palabra o un tema utilizando el “search” de la página de inicio.

 ¡Feliz Pascua!

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EL CONSTANTE RECORDATORIO: SER PARA HACER

Al encontrarse lejos de su comunidad, Eugenio les recuerda del centro de nuestra vocación Oblata: la misión de invitar a otros a compartir lo que vivimos y experimentar una comunidad misionera: SER para HACER!

Amaos unos a otros; que todos contribuyan al mantenimiento del buen orden y de la disciplina con la fidelidad a la Regla, la obediencia, la abnegación y la humildad.
La Iglesia espera de vosotros todos una poderosa ayuda en su angustia; pero convencéos bien que no seréis buenos para algo, si no avanzáis en la práctica de las virtudes religiosas.

Carta a Hippolyte Courtès, Febrero 22, 1823, EO VI núm. 93

Nuestra misión es proclamar el Reino de Dios y buscarlo sobre todo (cf. Mt 6, 33). Cumplimos esta misión en comunidad, que es un signo de que, en Cristo, Dios lo es todo para nosotros. Juntos aguardamos la venida del Señor en la plenitud de su justicia, para que «Dios sea todo en todos» (1 Cor 15, 28).

Creciendo en la fe, la esperanza y el amor, nos comprometemos a ser levadura de las Bienaventuranzas en el corazón del mundo.

CC&RR, Constitución 11

 

“Es posible predicar un mejor sermón a través de tu vida que con tus palabras.” Oliver Goldsmith

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COMUNIDAD A LA DISTANCIA

Al vivir en Aix en Provence y realizar el ministerio en grupos dentro del área, era fácil vivir en comunidad y beneficiarse de ello. Ahora todo iba a cambiar para Eugenio en su nuevo ministerio al lado de su tío, el Obispo de Marsella. No siempre era posible vivir físicamente en una comunidad Oblata – esto se convertiría en el patrón para muchos de los Oblatos al ser misioneros en áreas remotas fuera de Francia. Aunque no reunidos físicamente, su corazón se encontraba en la comunidad y vivía en comunión con los miembros del grupo.

En esta carta expresa este sentimiento desde París, donde se encuentra sumergido en las tediosas preparaciones oficiales para la ordenación episcopal de su tío y la tarea administrativa de empezar el establecimiento de la estructura de la diócesis. Necesita estar en comunión con la comunidad en Aix, a pesar de la distancia que les separa.

Escribidme exactamente… En el alejamiento en que estoy de todos vosotros, consideradme como un desterrado que suspira sin cesar por el centro de sus afectos y que no puede rechazar ni un instante su aburrimiento si no es trasladándome en medio de vosotros.

Carta a Hippolyte Courtès, Febrero 22, 1823, EO VI núm. 93

Actualmente:

Unidos por la obediencia y la caridad, todos, sacerdotes y Hermanos, somos solidarios en nuestra vida y actividad misionera, aun cuando, dispersados para el servicio del Evangelio, no podamos disfrutar más que en breves intervalos de las ventajas de la vida común.

CC&RR, Constitución 38

 

“Pues cuando dos personas que sin ser amigos se encuentran cerca uno de otro, no se trata de un encuentro y cuando los amigos se encuentran lejos, no están separados.”   Simone Weil

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EL PAPA: UN PADRE QUE TIENE LOS RASGOS DE CRISTO Y UN CORAZÓN SEMEJANTE AL DE ÉL

Elegido de lo Alto para representar en toda la tierra al Soberano Pastor de las almas, ve a la Iglesia militante obligada a sufrir sin cesar terribles ataques y a sostener rudos combates. Experimenta todas las angustias de la esposa de Jesucristo. Su corazón es herido por todos los golpes dirigidos contra ella y desgarrado por todas las heridas que recibe. Su cabeza lleva la corona de espinas del divino Salvador bajo la tiara del Pontífice-Rey. Así, como Jesucristo desde lo alto de la cruz, su vicario desde la altura del trono del Príncipe de los Apóstoles, lanza al mundo un grito potente.

Pastoral del Obispo Eugenio de Mazenod, el 12 de junio 1847, EO I, t. 3, p. 197

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