VIERNES DE LA 2A SEMANA DE CUARESMA

“La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable”. (Mt 21:42)

En torno a los años 1820, la política del Vaticano era no conceder el reconocimiento y la aprobación oficial a las innumerables nuevas congregaciones religiosas que se estaban fundando tras la Revolución en Francia. Por ello, Eugenio se sintió abrumado cuando el Papa hizo una excepción y concedió la aprobación oficial a los Misioneros Oblatos. Eugenio escribió con regocijo a los Oblatos:

“¿Saben que nunca se ha visto algo tan sorprendente en este aspecto? Los encargados de estos asuntos son los primeros en hacerlo notar y están muy sorprendidos del éxito de nuestras gestiones, todas ellas inspiradas, dirigidas y bendecidas por Dios, puesto que era ya una decisión no hacer algo por el estilo, y estando aquí y continuando mi tarea con la ayuda del Señor de los corazones, he visto a muchos otros fracasar, sin obtener lo que solicitaban… “.

Eugenio de Mazenod a su Familia Oblata, Febrero 18, 1826, EO VII, núm. 226    

REFLEXIÓN

Oh, Señor, recuérdame tener ánimo y valor; no temer ni asustarme de los demás, pues eres tú, mi Dios, quien va conmigo; Dios nunca me dejará ni me abandonará. (cf. Dt. 31:6)

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