Uno de los mayores logros del Obispo Eugenio de Mazenod en sus largos años en Marsella por el que era recordado, fue la promoción de obras para atender las necesidades materiales y espirituales de los más abandonados. En todo su Diario encontramos referencias de sus grupos inspiradores y de apoyo, a la que la gente respondía.
Una de ellas era la Casa Providencia para niñas huérfanas a causa de la epidemia de cólera de 1834-1835. Cuatro años después de su fundación, leemos en su diario:
Misa en la capilla de las Hijas pobres. Gran afluencia de damas: eran más de 50. La asociación se compone ahora de 475 damas… Hay de qué maravillarse.
Diario de Eugenio de Mazenod, Enero 14, 1839, EO XX
Y también:
Misa en la casa de las Hijas pobres para finalizar un retiro dado por el P. Deplace a las damas de la obra, que han sido muy asiduas. De verdad una magnífica fiesta, en la que fue hermoso ver a más de 300 damas reunidas en la capilla, con el santísimo sacramento rodeado por cerca de 200 velas, cuando el obispo ofreció el sacrificio sobre ese altar de fuego, de donde irradiaban más que el fuego, abundantes gracias.
150 hijitas pobres mezcladas con quienes las habían adoptado como sus madres, recibiendo todas el mismo alimento celestial.
Conmovía hasta el fondo del alma, al igual que la hermosa misa del santo Nombre de Jesús, las palabras del introito etc., dirigidas a Jesús presente, sensible, visible en cierto modo, que electrizaban el corazón. Tan profunda emoción trajo lágrimas a mis ojos.
Diario de Eugenio de Mazenod, Enero 20, 1839, EO XX
La Asociación de 475 señoras cuidaban a 150 huérfanas, en su mayor parte a través de apoyo financiero y otros a través de la atención física y espiritual de las huérfanas en la Casa Providencia. Jesús sin duda fue tangible y visible en esta obra.