HUÉRFANAS  RECIBIDAS  CON  LA  MISMA  CARIDAD  Y CONFIANZA  EN LA DIVINA PROVIDENCIA

Al finalizar cada día Eugenio escribía en su diario personal, registrando algunos de los eventos del día y su reacción a ellos. Aquí agradece el proyecto del orfanato que él y su tío habían establecido para las niñas que habían perdido a sus familias debido a las recientes epidemias de cólera.

Aunque aún no estoy bien restablecido, no pude negarme a los ruegos que me hicieron para bendecir la capilla provisional y la casa de las huérfanas del cólera. Después de la bendición de la capilla y antes de comenzar la santa misa, me contenté con decir algunas palabras, disculpándome por no tener todavía fuerza para hablar, mismas que fueron recibidas con agradecimiento, precisamente por el esfuerzo hecho para expresar mis sentimientos.
En efecto, fue maravilloso estar en el hermoso edificio, terminado a los diez meses de haberse bendecido la primera piedra, sobre roca escarpada.  La obra fue iniciada por el obispo para ayudar a doce pobres huérfanas, y ahora veía ante mí a ochenta y por recibir en unos días a veinte más, con la misma caridad y confianza en la divina providencia. Después de la misa recorrimos  toda la casa, bendiciéndola.

Diario de Eugenio de Mazenod, Febrero 12, 1837, EO XVIII

Eugenio dejó marca de su tiempo en Marsella con innumerables actividades como ésta, al tratar de responder a las necesidades de los más abandonados.

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