“Me encerré en mi oficina para ordenar un poco mi escritorio. Las audiencias diarias ocupan todo mi tiempo; sin embargo, son necesarias. Es deber de un obispo estar disponible para todos sus fieles. Me consuela ver a todo el mundo irse satisfecho por mi recibimiento. Todos tienen derecho a ser escuchados, a recibir el consejo y la ayuda de su pastor.”
Las ”audiencias” que menciona el Obispo Eugenio iban de 10 am a 2 pm todos los días en que estaba en su oficina, recibiendo a la gente. Todos eran bienvenidos siempre y no había citas. La gente debía esperar conforme a su turno de llegada.
“D. Bartolomé de los Mártires [ed. Una de las figuras episcopales sobresalientes del Siglo XVI] dedicaba a las audiencias incluso más tiempo que yo, y probablemente no creía que fuese tiempo perdido. Podría emplearlo más agradablemente, pero lo importante es cumplir con el deber. No perdamos de vista estas hermosas palabras de san Pablo: «nosotros como siervos de ustedes por amor de Jesús.» [ed. 2 Corintios 4:5]. Con eso se sobrellevan todos los inconvenientes y las penas.”
Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 8, 1838, EO XIX