AQUÍ ESTAMOS EN UN PARAÍSO TERRENAL

Al iniciar la nueva misión Oblata en Lumières, Eugenio estaba feliz, al reconocer la bondad de Dios con los Misioneros Oblatos: diez fundaciones misioneras en 20 años, además de las comunidades desde las cuales salían a predicar las Buenas Nuevas de Jesucristo Salvador.

Aquí estamos en un paraíso terrenal. Nada tan bello como la iglesia que está construida sobre el santuario de la Virgen. Es, sin comparación, lo mejor que tenemos … No conozco otra Sociedad de nuestro tiempo que haya sido favorecida de esa forma y es con tan solo un puñado de hombres que se realizan esas cosas, en un tiempo tan difícil.

Carta a Casimir Aubert, Junio 3, 1837, EO IX núm. 622

En su Diario describe la oración al tomar posesión del santuario y cómo esto cumplía con la tarea que el Papa había encomendado a los Misioneros en 1826.

Esta casa, que puse especialmente bajo la protección de nuestro soberano Maestro y Salvador, fue la décima fundación de nuestra congregación.  Además era éste, por la gran bondad de Dios con nosotros, el tercer santuario de la santísima Virgen que se nos encarga para, empleando todos nuestros recursos temporales y morales, renovar el culto y propagar la devoción a Nuestra Señora, según la finalidad de nuestro Instituto…

Tras recordar las palabras del Papa al otorgar la aprobación a los Misioneros Oblatos en 1826, Eugenio continúa:

Fue el Salvador quien nos entregó esos santuarios y quien  nos colocó en ellos como en una ciudadela, desde donde nuestros misioneros debían extenderse en las diversas diócesis, para predicar y recoger los admirables frutos de conversión, que son objeto incesante de admiración y de  edificación, para todos  aquellos que llegan a conocerlos…

Diario de Eugenio de Mazenod, Junio 2, 1837, EO XVIII

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