El clima político que reinaba en la época en que Eugenio había sido ordenado Obispo de Icosia, le llevó a cuidar no atraer demasiada atención a ser Oblato de María Inmaculada. Ahora, como obispo de una diócesis, debía diseñar un escudo de armas, y una parte mostraría el blasón Oblato.
Al ser elegido obispo de Icosia, fui disuadido de hacerlo como jefe de una santa familia aprobada y constituida en la Iglesia. Para consolarme de las circunstancias de entonces, uniré en mi escudo las armas adoptadas por la congregación. Así se será siempre en la congregación cuando alguien sea llamado canónicamente a realizar esa tarea.
Diario de Eugenio de Mazenod, Mayo 18, 1837, EO XVIII
Su deseo fue que cada Oblato nombrado obispo hiciera lo mismo.