En su retiro, la reflexión de Eugenio continuó sobre el significado del obispo como representante del Buen Pastor en su diócesis:
Te doy gracias, Señor, por la luz surgida de tus Santas Escrituras. Al indicarme el camino a seguir y darme el deseo de hacerlo, me darás la gran fuerza de tu gracia para ir por él con paso firme y perseverante. No espero menos de tu acostumbrada bondad, de la misericordia que nunca has negado a mis errores, que me inspira tanta confianza aun en este momento. Pondré sin demora manos a la obra, pues el tiempo apremia.
Desde el primer día puedo ser instituido canónicamente, es decir, colocado por Jesucristo como guardián del rebaño, encargado de instruirlo y edificarlo in verbo, in conversatione, in charitate, in fide, in castitate. Como acabo de ver, convertirme en pastor y padre, investido de la autoridad misma de Jesucristo, a quien representaré en esta porción de su rebaño que será mío, dando cuentas al Supremo Pastor de las almas que me entregará para salvarlas y sacrificarme por ellas.
Retiro de preparación antes de tomar posesión de la sede episcopal de Marsella, Mayo 1837, EO XV núm. 185