NO QUIERO SER EL PASTOR DE MARSELLA NUNCA MÁS

Tres semanas antes, el desaliento en Eugenio ocasionado por el maltrato recibido de las autoridades locales y algunos sacerdotes en Marsella (que vimos en entradas anteriores), le habían llevado a este exabrupto.

En cuanto a mi posición relativa en Marsella, es claro que mis lazos fueron rotos por mi renuncia y el nombramiento del Vicario General, mi sucesor. No soy pastor de los Marselleses, no quiero serlo;
¿Qué me importa su opinión? La injusticia de los hombres me ha enseñado a despreciar los juicios que dan razón a la mentira sobre la verdad. En cuanto a Marsella, perdí el tiempo desde hace 12 años: sacrificios de todo género; dedicación completa sin reciprocidad de parte de los habitantes, sino la más detestable ingratitud. Hace tiempo vi mi propósito: después del fallecimiento de mi muy amado y venerado tío, conservar mi independencia, librándome de todas la preocupaciones que han minado mi existencia desde que estuve al servicio de todos, incluso de mis más encarnecidos enemigos. No quiero ser el pastor de Marsella nunca más.

Carta a Henri Tempier, Julio 31, 1835, EO VIII núm. 528

¡Ahora, justo unas semanas después, le presionaban para cambiar de opinión y aceptar una diócesis!

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *