MORIRÍA EN EL TRABAJO Y SERÍA SU MÁRTIR

En las siguientes entradas nos enfocaremos nuevamente en las dificultades que Eugenio debió pasar, no solo con el gobierno, sino también con parte del clero diocesano. Vimos que en Marsella, como Vicario General del Obispo Fortuné, tuvo que rectificar muchas situaciones incorrectas de parte de algunos sacerdotes. Algunos de ellos hablaron fuertemente en sus condenas de los Obispo Fortuné y Eugenio y utilizaron al periódico antirreligioso “Semáforo” como vehículo para hacer públicas sus agresiones y calumnias.

Eugenio confía al Padre Courtès:

Adiós, mi querido hijo, ves que no cambio. Los abusos encontrados me entristecen, pero no dejan de existir. Cuando el Santo Sr. Duclaux dijo un día en el seminario que Dios me había llamado a elevar la debilitada disciplina de la Iglesia, debía haber añadido que en la pequeña esfera donde quedaría, moriría en el trabajo y sería su mártir. Adiós.

Carta a Hippolyte Courtès. Junio 4, 1835, EO VIII núm. 517

(Nota del Editor: en el Siglo XIX, la implicación del uso de la palabra “abuso’ que utiliza Eugenio, se refería a los sacerdotes que no observaban las reglas de su compromiso sacerdotal o a las reglas y prácticas de la Diócesis de Marsella.  Al utilizarla Eugenio NO busca la connotación trágica actual).

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