Eugenio esperaba reforzar a la pequeña comunidad en el recién establecido santuario de l’Osier con dos Oblatos más, pero las circunstancias le habían obligado a otros planes, por lo que invita a la comunidad a intentar ver la mano de Dios en los sucesos, aun cuando fueran difíciles de comprender.
Aprendamos cada vez más a calmar nuestros deseos y a someter nuestra voluntad a lo que la Providencia nos indique en los acontecimientos que permita o provoque.
Carta a Bruno Guigues, Mayo 27, 1835, EO VIII núm. 516
Un recordatorio para que veamos los sucesos en la forma Mazenodiana: a través de los ojos de nuestro Salvador crucificado.