ES   IMPOSIBLE  NARRAR   EL   HEROISM O  Y   LA   ABNEGACIÓN  DE   LOS NOVICIOS Y ESCOLÁSTICOS

Todo el clero de Marsella, incluidos nuestros misioneros, se han conducido de maravilla. En Aix, que es para clamar venganza, han dejado todo a nuestros Padres, quienes han hecho prodigios, aunque con justicia también a  los hombres, en espera de que Dios los recompense. Lo verdaderamente milagroso, es que con ese nivel de extenuación nadie ha sido contagiado.

Aunque la intención de Eugenio era que los sacerdotes solo intereactuaran con los agonizantes por la epidemia, reconoció la valentía de los novicios y escolásticos en su participación. 

Y nuestros oblatos (novicios y escolásticos, no sacerdotes), es imposible narrar el heroísmo de su abnegación, pues debían tocar, frotar, enjugar el número siempre creciente de coléricos despidiendo un olor inaguantable, cuyo sudor frío y abundante, los cubría literalmente algunas veces. Les sucedió, que levantando a los moribundos, el sudor helado que se deslizaba por la mano y brazo de sus mangas, les llegaba a mojar hasta el pecho. El relato de todos esos detalles hace temblar. Ya era hora de apartarlos de tanto peligro antes de sucumbir. Tenían ya algunos signos previos que no hubiesen tardado en desarrollarse. Con las fricciones, que solo son un alivio momentáneo pues no han salvado a nadie, no se debía exponer la vida de quienes me son confiados y que son por otra parte la única esperanza de laCongregación, cuya conservación debo prever mientras sea su padre; se podría haber pagado por ese servicio a alguien más…

Carta a Bruno Guigues, Agosto 1°, 1835, EO VIII núm. 529

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