Puesto que nuestros hermanos no pueden aun ofrecer su ministerio a los pobres fieles contagiados, mi idea es librarlos del peligro, haciéndoles salir de Aix para enviarlos a Ntra. Sra. de Laus. Así, me pareció mal que el P. Courtés, sin consultarme, expusiera la vida de esos jóvenes de quienes respondo ante Dios y los hombres, imponiéndoles un servicio temporal en los hospitales de los coléricos. Nadie censuraría que, dedicando a todos nuestros sacerdotes al servicio de los enfermos, pusiéramos a salvo a quienes no pueden prestarles ninguna ayuda espiritual.
Carta a Henri Tempier, Julio 25, 1835, EO VIII núm. 526