Eugenio escribió a su madre pidiéndole salir de inmediato de Aix y del peligro del contagio.
No dudo, mi querida madre, que haya accedido sin dudar a lo que le pidió Tempier, quien me dice le ha apremiado para ir a reunirse con Eugenia en San Martín, llevando con usted a Luis y Cesaria. Es lo único razonable; hay que hacerlo de inmediato. Es evidente que son las ciudades las que están infectadas; hasta ahora los pueblos alejados de ellas se han librado del contagio. No escuche la opinión de cualquiera. Hay que salir sin demora. El mejor médico es el aire limpio; el de las ciudades es pestilente. Es demasiado peligroso desafiar un mal que ataca sin aviso. Salga inmediatamente, si no lo ha hecho ya. Se lo debe a su familia, que requiere de su amor para sí.
Carta a su madre, Julio 20, 1835, EO XIII núm. 85
Eugenio comprendía la importancia del amor de la madre en una familia – y de ella y de su padre había aprendido su amor paterno por los Oblatos y todos aquéllos encomendados a su cuidado.