PARA EVITAR UN ENFRENTAMIENTO HE DEBIDO COLOCAR MUCHAS COSAS A LOS PIES DE LA CRUZ

Los Oblatos habían estado en el santuario de Notre Dame du Laus desde 1819, convirtiéndolo en esos 13 años en un floreciente centro de actividades misioneras que atraía a muchos peregrinos. El obispo local, que era jansenista y galicano, se oponía al enfoque pastoral de los Oblatos, que se basaba en la misericordia de Dios manifestada en Jesucristo Salvador y no en la dureza rigurosa de las recomendaciones legales. Había escrito dos fuertes cartas a Eugenio, quien le respondió:

De forma intencional he demorado responder a las dos cartas que ha tenido el honor de escribirme. Esperaba que algunas nuevas reflexiones suavizaran el excesivo rigor de sus pensamientos y que no intentaría contristar tan cruelmente a los sacerdotes que consideran tener ganado algo de su afecto, y a quienes no ha podido negar su reconocimiento. Dios es testigo de que he hecho todo lo que depende de mí para evitar un enfrentamiento con usted. He debido colocar muchas cosas a los pies de la cruz, pues no he sido bien tratado.

Carta al Obispo Arbaud de Gap, Febrero 20, 1833, EO XIII núm. 81

Eugenio siempre buscaba en la Cruz la inspiración, fortaleza y entereza en las situaciones difíciles.
Nos presenta una pregunta difícil: cuando estoy molesto con alguien ¿lo ataco primero, me calmo, y después voy al pie de la Cruz a pedir perdón, o puedo ir ante la Cruz antes, como nos enseña San Eugenio?

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