OBISPO – PERO SIEMPRE CON UNA VISIÓN Y CORAZÓN OBLATO

Eugenio aceptó hacerse obispo tras consultar con los Oblatos, por el bienestar de la Congregación. Permaneció 100 por ciento Oblato.

Comprenden que esta alta dignidad y gran carácter que se me han encomendado, no disuelve en absoluto el vínculo que me une a nuestra Congregación, pues por el contrario, el motivo determinante de mi aceptación fue la convicción del bien que podría resultar para ella,

Así, explica qué tan útil sería para los Misioneros Oblatos ser representados por alguien que contara con reconocimiento en la jerarquía de la Iglesia.

Limitados como estamos y aún poco conocidos, he pensado, al igual que a quienes he consultado de los nuestros, sería conveniente presentarme en todas partes como responsable de esa pequeña familia recién nacida e ignorada, que ha debido crecer entre espinas, como obispo elegido por el Jefe Supremo de la Iglesia, consagrado ante los ojos y por orden suya, en la capital del mundo cristiano, por un cardenal-prefecto de la Congregación de Obispos y Regulares, que lo representaba en tal función.

A la comunidad Oblata en Billens, Octubre 24, 1832, EO VIII núm. 439

Ser obispo “no disuelve en absoluto el vínculo que me une a nuestra Congregación,” escribió. De hecho, los siguientes 29 años de su vida probaron que todo lo que hizo y logró fue a través de su mirada como Oblato, actuando de acuerdo con el corazón Oblato que le guio desde nuestra fundación.

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