FORMADORES: TENDRÁN UNA DOBLE PARTICIPACIÓN EN TODAS SUS OBRAS, QUE RECOMPENSARÁ AMPLIAMENTE EL SACRIFICIO QUE HACEN POR ELLOS

Eugenio estaba plenamente consciente de que el joven Padre Mille de 25 años, encontraba muy pesada la carga de ser formador, al igual que la mayoría de los misioneros Oblatos en las casas de formación.

De una vez por todas comprende bien que no te envié a Suiza para ejercer el ministerio exterior, sino para dirigir, instruir y cuidar constantemente a la comunidad que te ha sido confiada; eso te ha sido repetido y explicado muchas veces, como para dudar sobre lo que debes hacer. Pon todo tu esfuerzo en edificar con tu regularidad a quienes debes hacer perfectos.

Luego dirige unas hermosas palabras de aliento al Padre Mille:

Te devolverán lo que hayas hecho por ellos, cuando al término de sus estudios, comiencen a trabajar en la viña del Padre de familia; es entonces cuando recogerás lo sembrado ahora; la doble participación que tendrás en todas sus obras te compensará ampliamente el sacrificio que haces, y Dios te recompensará precisamente por lo que dejas, mejor dicho, por lo que haces por la santa obediencia, única que puede dar valor a todas tus acciones…

Carta a Jean-Baptiste Mille, Abril 21, 1832, EO VIII núm. 420

He repetido estas palabras una y otra vez a los Oblatos que participan en la formación de nuestros nuevos miembros: son misioneros a través de la misión de quienes han acompañado en su viaje de formación. Al encontrarse en el campo misionero “tendrán una doble participación en todas sus obras, que recompensará ampliamente el sacrificio que hacen por ellos”.

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