EL GRAN SILENCIO

Qué tan bien regulados estamos: en el momento en que hay silencio (como cuando despertamos por la mañana) estamos programados para sintonizar el ruido y así comenzar el día. La meditación de Eugenio le lleva a escribir:

El silencio…, siendo el medio más adecuado para la perfección, le estimaremos siempre, y será lo más estrictamente observado a partir de la oración nocturna, etc.

Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163

Si deseamos tener una relación con Dios, en ocasiones debemos estar en silencio para poder escucharnos mutuamente. El silencio no es solo la ausencia de ruido – se refiere a un silencio interior, un desapego mental, el eliminar las distracciones, para enfocarse a la presencia de Dios.

Una de mis mejores maestras al respecto fue una Directora de Preparatoria en Soweto, cuyo ocupado día solo le permitía 30 minutos dos veces al día para alejarse del trabajo y los compromisos familiares. Este era su “tiempo en silencio” – en un ruidoso taxi con música estruendosa, e incluso conversaciones más altas a su alrededor. Era capaz de desconectarse en medio del ruido, y en su silencio interior, notar la presencia de Dios y rezar. ¡Qué maestra!

Eugenio se refiere a lo que llamamos “el gran silencio” del estilo de vida de las comunidades monásticas, de la oración nocturna hasta la mañana.

¿Cuál es el tiempo del “gran silencio” para usted y para mí?

 

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