¡QUÉ FELIZ SERÍA DE CONTINUARLO CON USTEDES!

Eugenio sigue recordando el primer día en comunidad, en su carta a los jóvenes escolásticos

La mesa que adornaba nuestro comedor la formaban dos tablas colocadas sobre dos viejos toneles. Nunca hemos tenido la dicha de ser tan pobres desde que hicimos votos de serlo.

En esa época aún no habían hecho votos como religiosos. Los votos fueron un par de años después, al buscar vivir en un “estado de perfección”.

 Sin embargo, era el preludio del estado perfecto en el que vivimos tan imperfectamente. Menciono esta clase de indigencia muy voluntaria a propósito,  pues hubiera sido fácil eliminarla, trayendo lo que hiciera falta de la casa de mi madre y deducir que Dios nos dirigía desde entonces, sin pensar aún en los consejos evangélicos que profesaríamos más adelante. Practicándolos es como hemos conocido su valor.

Eugenio rememora la alegría de ese suceso, deseando poder revivirlo con los futuros Oblatos.

Les aseguro no perdíamos nada de nuestra alegría; por el contrario, como ese nuevo modo de vivir contrastaba tanto con el que acabábamos de dejar, nos reíamos con ganas a menudo. Debía este buen recuerdo al santo aniversario de nuestro primer día en común. ¡Que feliz sería de continuarlo con ustedes!

Carta a Jean Baptiste Mille, Enero 24, 1831, EO VIII núm. 383

“¡Qué feliz sería de continuarlo con ustedes!” Actualmente nos sigue recordando vivir el entusiasmo del inicio de la vocación en torno al carisma y espiritualidad que nos legó.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *