UNA DECISIÓN DELICADA

Una carta de Tempier le trajo noticias inquietantes respecto a la salud del anciano obispo: “Puede bien saber que todos estos acontecimientos han deprimido a nuestro prelado. Ha habido un gran cambio en él; a los 82 años, no se resisten golpes tan fuertes”.

lo único que le pido es que no se atormente a mi tío, y si le repugna tomar las resoluciones a las que preveo se habrá de llegar, déjele ir a Italia. A su edad no se puede luchar contra lo que se prepara.

Carta a Henri Tempier, Agosto 19, 1830, EO VII núm. 357

Se estaba presionando al anciano Obispo para que decidiera si reconocería o no al nuevo rey. Leflon hace notar: “Las tradiciones familiares del Padre de Mazenod, su ultra apoyo a la realeza, su creencia inspirada por Bossuet en la legitimidad de los reyes Bourbon y su ardiente amor por ellos, naturalmente lo prejuiciaban contra el hijo de Felipe Egalité, al tiempo que la revolución que consideraba esencialmente satánica, le horrorizaba por instinto.”  (Leflon 2, pág. 344.)

Antecedentes de la situación en Marsella:

“Toda la gente común había permanecido leal a la monarquía legítima y a la Iglesia, oponiéndose por completo a la revolución. Cualquier acto de agresión al palacio del obispo, las casas religiosas, las cruces de misión, incluso las manifestaciones bulliciosas o tumultuosas, habían provocado una reacción inmediata de parte de los estibadores, reparadores, pescadores, etc.; puesto que solo se podía reclutar algunos manifestantes, era mejor evitar tales tácticas. Tardaría casi un año antes de que cualquiera de ellas se intentara y las consecuencias desalentaron su repetición. Por lo tanto, el Obispo Fortuné, estaba en desacuerdo con las autoridades locales, es decir, con el comandante de la división militar, el prefecto y en último lugar el alcalde, que estaba decidido a forzar al obispo a reconocer al nuevo rey y a imponer una legislación desfavorable para el clero. Sin embargo, las mismas autoridades debían considerar la opinión pública, en su mayoría antagónica al nuevo gobierno, en especial entre la gente de los distritos portuarios. Por otro lado, el prelado contaba con el apoyo de su rebaño, listo para utilizar rápidamente su boca y puños”. Leflon 2, pág. 343

Dejo todo a la Providencia, pero reitero mi preocupación por mi tío. Pienso que tendrá que tomar partido, dependiendo de la opinión que asuma. Si adopta la afirmativa por convicción propia, no hay inconveniente en que se quede; pero si es la negativa, creo haría bien en marcharse cuanto antes, pues ¿cómo podrá cargar con todas las consecuencias?

Carta a Henri Tempier, Agosto 21, 1830, EO VII núm. 358

En semanas el Papa resolvió el problema, al reconocer al rey Luis Felipe, refiriéndose a él con el título que se acostumbraba para los reyes franceses: “Su Muy Cristiana Majestad”.

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