ENGAÑADO POR UN FUTURO PAPA

… nuestra pobre sociedad, parece no va a tener jamás paz en la tierra, pues da la impresión de que quienes la persiguen se relevan para no dejarnos tomar aliento… 

Exasperado por todos los obstáculos en el camino de la aprobación de los Oblatos, Eugenio da un nuevo ejemplo a Henri Tempier. La persona a quien se refiere era el Cardenal Castiglioni, quien tres años después, en 1829, se convertiría en el Papa Pío VIII.

Mis tareas de hoy, 2 de enero, no me han dejado muy satisfecho. Encontré un cardenal quien me llamó ayer a la capilla del Vaticano, pues tenía deseos de conocerme…
En resumen, me citó para esta mañana a las 9… Estaba tan animado y decía cosas tan bellas al respecto, que creí haber hecho un hallazgo interesante. Le expresé sentir que no formara parte de la Congregación que debe juzgar nuestra causa y, con la intención de que me diera alguna recomendación para los que la componen, tuve la ingenuidad de hablarle con toda confianza y detalladamente del asunto.
¡Cuál no fue mi sorpresa al encontrar una actitud totalmente opuesta a la del Papa! ( ). Daba pena las objeciones que me hacía…
¡Cómo me hirvió la sangre! Afortunadamente estaba en ayunas, pues el enojo me habría causado indigestión.
Temo hable al Papa como hizo conmigo y todo ese discurso cause una mala impresión en el Santo Padre, quien se ha mostrado tan favorable, según le escribí en mi penúltima carta…
No me gusta nada el rumbo que está tomando. Sé que en cualquier asunto hay altibajos, momentos felices, sacudidas y fracasos; pero es difícil que, teniendo a favor la opinión y la voluntad del Papa, único juez verdadero, por estas tristes formalidades nos veamos amenazados de obtener un resultado igual al de tantos que no tuvieron el favor del Papa… Aumentemos las oraciones; tal vez el resultado será diferente de lo que las apariencias hacen creer.

Carta a Henri Tempier, Enero 2, 1826, EO VI núm. 215

 

“Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que no existe aún y no desesperarnos si no se da algo a lo largo de nuestra vida.”    Erich Fromm

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