DEBO AGRADECER A DIOS LA SALUD QUE MANTIENE EN MÍ Y PEDIRLE PERDÓN POR EL MAL USO DE 61 AÑOS DE VIDA.

Eugenio nunca dio importancia a la celebración de su cumpleaños.

¡Paciencia! Ya un año más. Hay que dar gracias a Dios por la salud que me conserva y pedirle perdón por el mal empleo de 61 años de vida.

Más bien, se enfocó en el aniversario de su bautismo, al día siguiente. Tenía la costumbre de celebrar este importante día cada año con las Hermanas Capuchinas en su monasterio contemplativo.

Estación acostumbrada en casa de las Capuchinas donde voy a decir la misa de comunidad con ocasión del perdón de san Francisco [la Porciúncula]. Comienzo así siempre mi nuevo año rodeado de las fervientes oraciones de esos ángeles terrestres que tienen tanta caridad y tan gran afecto por mí. Su iglesia estuvo repleta toda la mañana; tan edificante es la concurrencia..

Diario de Eugenio de Mazenod, 2 de agosto de 1843, EO XXI

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ESPERO QUE HAGAS MUCHO, PORQUE AMAS SINCERAMENTE AL BUEN DIOS Y A LA IGLESIA

En la última contribución reflexionamos sobre la carta que Eugenio había redescubierto de su director espiritual durante su tiempo en el seminario, y el entusiasmo que le daba de ser instrumento de Dios en la Iglesia. Continuó citando la carta:

«Le aseguro que no ceso de pensar en usted y de agradecer a Dios la valentía que le da. Espero que usted haga mucho porque ama sinceramente a Dios y a la Iglesia. Lo abrazo de todo corazón y soy totalmente suyo.

Duclaux, 2 de octubre de 1815″

Eugenio luego comenta en su diario:

El Sr. Duclaux fue mi director todo el tiempo que pasé en el seminario. El Sr. Duclaux no solo era un gran teólogo (había sido el primero de su licencia). Sino que era el hombre que mejor hablaba de las cosas espirituales. Encantaba a todo el mundo con las explicaciones diarias que en el seminario daba de la lectura espiritual, y eso manaba con naturalidad. Cualquiera fuere el libro que se leyera, él añadía, de lo suyo, reflexiones que hacían todavía mayor impresión; era un don que nadie poseía como él. Es que ese santo varón estaba lleno del espíritu de Dios en sumo grado.

Esto me hace recordar la reflexión que ponía siempre en las decisiones que se le pedían; por poco importante que fuera la cosa, pedía tiempo para ocuparse de ella ante Dios.

Diario de Eugenio de Mazenod, 30 de julio de 1843, EO XXI

Al leer esta contribución, me lleno de gratitud por las personas que Dios ha puesto en mi vida y que han sido guías y fuentes de ánimo e inspiración. Dediquemos hoy un tiempo a recordar con gratitud a todos los que han hecho esto por nosotros.

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GRATUITO: Intentarlo Todo Con S. Eugenio de Mazenod

Las presentaciones gratuitas de Eugene 101 han comenzado hoy con las siguientes inscripciones:

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Seguramente hay más de 14 miembros de habla hispana de la Familia Mazenodiana en el mundo que están interesados en aprender más sobre San Eugenio de Mazenod – sin costo alguno.

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EL BUEN DIOS SÓLO ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN PARA COLMARNOS DE SU GRACIA

Rebuscando entre sus viejos papeles, Eugenio encontró una carta del Padre Duclaux, su director espiritual durante su tiempo en el seminario de París. La carta había sido escrita casi 30 años antes, en 1815, cuando Eugenio estaba discerniendo si Dios lo llamaba a reunir un grupo de sacerdotes para responder a las necesidades espirituales de los más abandonados en Provenza. Escribió en su diario:

Hurgando hoy en mis viejos papeles, para echar al fuego un montón de ellos, he encontrado una carta preciosa del santo señor Duclaux, mi director en San Sulpicio, muerto siendo superior general de esa congregación. Toda ella es buena, como todo lo que brotaba de su hermosa alma, pero entre otras cosas me escribía en 1815:

“Por mi parte, no puedo más que dar gracias a mi buen Maestro de todos los piadosos sentimientos que le inspira. Continúe trabajando con todas sus fuerzas para el restablecimiento de la religión; predique, instruya, ilustre a los franceses sobre la causa de los males que los abruman; que su voz se haga oír en todas las partes de Provenza; el buen Dios solo aguarda nuestra conversión para colmarnos de sus gracias.»

Era el impulso que Eugenio necesitaba escuchar mientras discernía la voluntad de Dios y reunía a los futuros Misioneros Oblatos.

El Padre Duclaux también subrayó que no era suficiente llevar a la gente a conocer a Jesucristo como Salvador a través de las misiones parroquiales y la predicación: era esencial que hubiera buenos sacerdotes para pastorear a la gente de forma permanente en sus parroquias.

Pero sobre todo forme el espíritu eclesiástico entre los sacerdotes. Usted solo hará muy poco bien, mientras no haya excelentes sacerdotes al frente de las parroquias. Incite, pues, a todos los eclesiásticos a ser santos; que lean las vidas de San Carlos y de San Vicente de Paúl; verán si está permitido a un sacerdote, a un pastor, vivir en la tibieza y sin celo.

Duclaux, 2 de octubre de 1815

Diario de Eugenio de Mazenod, 30 de julio de 1843, EO XXI

A Eugenio nunca se le olvidó este buen consejo y, desde el comienzo de los Oblatos, una de sus obras fue la de los retiros y momentos de renovación para sacerdotes diocesanos. Con el tiempo, esto llevó a la apertura de seminarios en Francia y otras partes del mundo.

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NO DESEAMOS FORMAR CLÉRIGOS PARA EL TRABAJO PARROQUIAL

Por mucho tiempo fue una costumbre en la Iglesia el tener seminarios menores: escuelas para niños que consideraran una vocación religiosa o al sacerdocio, dirigidas por una diócesis o congregación religiosa. Los Oblatos acababan de comenzar el primero en el Santuario de Notre Dame de Lumières

“… La fundación creada en Lumieres tiene como única finalidad preparar a algunos jóvenes para ingresar al noviciado de misiones diocesanas y extranjeras. No aceptaré nunca que ese establecimiento se aparte ni un poco de ese fin, por el motivo que sea. El único objetivo es su educación clerical. Todos llevan siempre la sotana. Hace poco cinco de sus condiscípulos fueron enviados al noviciado y pronto varios de los que están actualmente en Lumieres harán lo mismo. En cuanto notamos que alguno no cuenta con la vocación esperada, es enviado a casa. Somos severos sobre ese punto, pues nuestro interés especial es que la casa no sea un internado; a excepción de dos, todos los jóvenes con una vocación especial no pagan ni siquiera su pensión alimentaria. Ciertamente la intención no es dar una educación gratuita a niños destinados a cualquier profesión. Se trata de una buena obra que ni se puede ni quiere hacer, como tampoco se quiere formar en ella eclesiásticos para las parroquias”.

Carta al Rector de la Academia de Nimes, Noviembre 3, 1843, EO XIII núm. 101

Eugenio enfatiza que nuestras casas de formación tienen la intención de formar religiosos misioneros, hermanos y sacerdotes, cuya ocupación principal no es ser clérigos para el trabajo parroquial, sino misioneros en cualquier situación en la que se encuentren. El mismo principio aplica a los laicos de nuestra Familia Mazenodiana: la vocación de cada persona es como colaborador misionero, en vez de ser solo «el ayudante del Padre».

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VEN Y APRENDE MÁS SOBRE SAN EUGENIO

Atreverse a Escuchar el Llamado de Dios

Cuatro vídeos de veinte minutos de duración, que comienzan el 4 de octubre y que podrá ver en cualquier momento.

Para más detalles:

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PAUSA HASTA EL 4 DE OCTUBRE

Un problema técnico con las traducciones nos ha obligado a hacer una pausa hasta el 4 de octubre.

Le invito a que vuelva a visitar algunas de las entradas más antiguas (hay 2435 para elegir)

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UNA INVITACIÓN A REZAR CON LA FAMILIA MAZENODIANA EN TODO EL MUNDO

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TE RUEGO FACILITES MI CAMINO Y NO SEAS DE LOS QUE SOLO SABEN ACUMULAR NUBES, PUES YA HAY DEMASIADAS EN EL AMBIENTE EN EL QUE VIVO

Como Superior General, Eugenio tenía una visión global de las necesidades comunitarias y ministeriales de los Oblatos y no fue siempre fácil convencer a algunos de ellos que debían enfocarse más allá de su ministerio inmediato y sacrificarse por el bien de toda la familia Oblata. Esta carta nos da un ejemplo de alguien que se permitió nublar el cielo de la visión general. Exasperado, Eugenio dice que ¡hay ya demasiadas nubes en su entorno!

“Debes hacer que el Hno. Nicolás esté dispuesto a obedecerme como debe,  que no se resista y pueda enviarlo a enseñar el dogma a Ajaccio. Es el único medio que tengo para liberar al P. Bellon y poder emplearlo según nuestras necesidades….

En una palabra, emplea toda tu habilidad para llevarlo a la determinación consciente de no poner obstáculo a mis decisiones, que son tomadas ante Dios para el verdadero bien de la Congregación que me está confiada. Si los hombres fueran lo que deben ser, no tendría necesidad de tomar tantas precauciones para asegurar el éxito de algo que considero importante, y aun necesario, para el bien común.

Lee mi carta al P. Guigues y respóndeme cuanto antes, pero te pido facilites mi camino y no seas de los que solo saben acumular nubes, pues ya hay demasiadas en el ambiente en el que vivo…”

Carta al Padre Ambroise Vincens, en N.D. de L’Osier, Julio 20, 1843, EO X núm. 805

Como miembros de la Familia Mazenodiana, somos invitados a ver el panorama amplio de las necesidades del mundo y responder según nuestro carisma particular.

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PUDE CONSTATAR EL BUEN ESPÍRITU QUE LES ANIMA A TODOS

Al finalizar el Capítulo General, Eugenio se reunió de forma individual con cada delegado y cada encuentro se convirtió en una feliz experiencia de gratitud por el don de su vocación y celo misionero.

“Ayer salí tarde del seminario para dar ocasión a todos nuestros padres de acercarse a mí.

Justamente en estas pláticas íntimas pude constatar el buen espíritu que anima a todos. Varias veces me he dicho que nada teníamos que envidiar a ninguna otra sociedad. Agradezcamos a Dios haber llevado a la nuestra al punto donde está, y que cada uno reconozca haber sido colocado en un camino de perfección, donde de él depende avanzar a paso largo…”

Diario de Eugenio de Mazenod, Julio 14, 1843, EO XXI

Como resultado de los dones de Dios para nosotros, es importante que cada uno continuemos con celo por el camino del discipulado en nuestra forma particular de vida.

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