EN NUESTRO AISLAMIENTO, HAGAMOS POSIBLE PROCLAMAR “¡HE VISTO AL SEÑOR RESUCITADO!”

“Fue María Magdalena y anunció a los discípulos: ¡He visto al Señor!, y que Él le había dicho estas cosas.» (Juan 20:18)

María Magdalena fue quien primero se dio cuenta de que Jesús había resucitado y se apresuró a decirles a los discípulos, quienes estaban temerosos y aislados en el cuarto de arriba.  “¡He visto al Señor!”, proclamó.  Incrédulos al principio, también comenzaron a sentir que Jesús estaba vivo

Tras la Revolución Francesa, la gente de la campiña de Francia estaba encerrada por la ignorancia de su fe.  Eugenio de Mazenod había reconocido la presencia de Jesús Resucitado en su vida, que dedicó a proclamar “¡He visto al Señor!” a quienes más necesitaban conocer al Señor Resucitado.

Invitando a los demás a entrar a esta vida de proclamación, fundó a los Misioneros Oblatos e insistió en que dividieran su tiempo entre “ver al Señor” en la oración, la lectura y reflexión, y en proclamar “¡He visto al Señor!”, a quien habían encontrado, de esta forma:

Los Misioneros se organizarán de modo que, mientras unos dentro de las comunidades se ejerciten en adquirir las virtudes y los conocimientos propios de un buen misionero, otros recorran los campos anunciando la palabra de Dios.
Al regresar de sus tareas apostólicas, volverán a la comunidad para descansar y dedicarse al ejercicio de un ministerio menos pesado y a prepararse, mediante la meditación y el estudio, a hacer aún más fructífero su ministerio, al ser llamados a nuevas tareas.

Petición de Autorización Dirigida a los Señores Vicarios Generales de Aix, Enero 25,  1816, E.O. XIII núm. 2

En estos días en que tantos de nosotros estamos en aislamiento, utilicemos este tiempo en forma similar, para que cada día también podamos proclamar “¡He visto al Señor! Ha resucitado y vive por mí!”

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EN NUESTRO AISLAMIENTO, EL SEÑOR RESUCITADO NOS INVITA A TENER UN ESPÍRITU DE RECOGIMIENTO

“No teman, digan a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán” (Mateo 28:10)

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Jesús Resucitado pide a sus discípulos volver a Galilea. “Allí me verán”.  Todo comenzó en Galilea para los discípulos.

Fue allí donde conocieron a Jesús y él entró a sus vidas.  Hoy, el Señor Resucitado nos dice a cada uno de nosotros: “Vuelvan a Galilea – regresen al día en que notaron mi presencia en sus vidas.”

En este tiempo de aislamiento, Jesús Resucitado nos invita a ir a la Galilea de nuestros corazones y de nuestras vidas.

 

San Eugenio lo hizo con frecuencia, llamándolo recogimiento.  Deseaba que todos los que siguieran su forma de discipulado hicieran lo mismo, como leemos en su Regla de 1818:

La vida de los miembros de nuestra Sociedad debe ser por completo de continuo recogimiento (Art. 1, Acerca del Silencio, etc.).
Para lograrlo, antes que nada harán todo el esfuerzo posible para caminar siempre en la presencia de Dios y con frecuencia intentar decir pequeñas pero fervientes oraciones espontáneas. (Art. 2, ibid.) …

Eugenio compartió con Jesús un profundo vínculo de amistad y un amigo siempre desea estar ante la presencia de un ser querido.  Sus días estaban llenos de momentos de recogimiento, de pequeñas explosiones de oración y expresiones de amor.

Esto es lo que Eugenio nos invita a hacer en esta Pascua que pasamos en aislamiento y de manera especial en estos días de dificultad.

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PASCUA: CONOCER ET PROCLAMAR LA FUERZA DE LA RESURRECCIÓN

A través de la mirada del Salvador crucificado vemos el mundo rescatado por su sangre, con el deseo de que los hombres en quienes continúa su pasión conozcan también la fuerza de su resurrección (cf. Fil 3, 10).

Constituciones y Reglas OMI, C 4

Icon written by Lauretta Agolli for the US Mazenodian Family

Después de haberlo acompañado en las dolorosas circunstancias de su pasión, después de haber llorado sobre los tormentos que nuestros pecados le habían hecho sufrir, qué consolador es verle resucitar triunfador de la muerte y del infierno, y cuanto agradecimiento debe llenar nuestros corazones al pensar que ese buen Maestro ha querido hacernos partícipes de su resurrección destruyendo en nosotros el pecado y dándonos nueva vida. 

San Eugenio a su madre, 4 abril 1809, EO XIV n 50

Anuncian la presencia liberadora de Cristo y el mundo nuevo que nace de su resurrección.

Constituciones y Reglas OMI, C 9

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SÁBADO SANTO: RECONOCEN EL MODELO DE LA FE DE LA IGLESIA Y DE LA SUYA PROPIA

En la Virgen que recibe a Cristo para darlo al mundo del que es única esperanza, los Oblatos reconocen el modelo de la fe de la Iglesia y de la suya propia.

La tienen siempre por Madre.

Viven sus alegrías y sufrimientos de misioneros en íntima unión con ella, Madre de misericordia. 

Regla de Vida   CC&RR  Constitución  10

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VIERNES SANTO: “SEÑOR, SEÑOR, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”

¿Cuál fue el momento de mayor sufrimiento de Jesús y en el que mostró su gran amor por nosotros?

Fue cuando al estar en la cruz, exclamó: “Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado?”

En la Encarnación, Jesús se convirtió en humano por completo, haciéndose uno con nosotros en todas nuestras experiencias. En la cruz sintió la experiencia extrema de la desesperanza humana: el sentimiento de haber sido abandonado por Dios. Se hizo uno con nosotros en todas las situaciones en las que exclamamos en la oscuridad y la desesperación: “¿Dónde estás Señor, por qué no estás aquí?”

Al abrazar a Jesús Abandonado este Viernes Santo, aceptemos la puerta que abrió a través de su sufrimiento y muerte: la resurrección.

Al leer los escritos de San Eugenio, constantemente escucho ecos de su experiencia el Viernes Santo, de su rotura y de su conciencia del amor sanador de Dios.  Se trató de una convicción que nunca le abandonó y sobre la que cimentó todo su ministerio: llevar a otros a su misma experiencia.

San Eugenio conoció la oscuridad y el sentimiento de desesperanza muchas veces en su vida; aun así reconocía que en esos oscuros momentos estaba presente su Salvador y da testimonio de ello constantemente en sus escritos. Como un ejemplo:

Por lo demás, aunque tristemente, sigo mi camino poniendo mi confianza solo en Dios. Amémosle cada vez más.

Carta a Forbin-Janson, Septiembre 12, 1814

Alentaba a los demás a hacerlo. Hoy en particular recuerdo sus palabras al Padre Jacques Jourdan de 25 años, que fuera el primer Oblato en morir. Sufría una gran depresión y oscuridad:

Ánimo mi buen amigo. Muy grandes santos han pasado por la prueba que usted, pero aun así fueron grandes santos, pues no dejaron de obedecer; ánimo una vez más, mi querido amigo, todos rezamos por usted postrados, para que soporte esa dura prueba como valiente soldado de Jesucristo. El amable Maestro, nuestro modelo, no cayó en la desesperación en el Huerto de los Olivos ¿por qué se angustia usted? Aférrese a él y no tema nada, beba de la copa de su sufrimiento, pues se digna hacerle participar de su pasión, pero no dude que pronto le llene de  dulzura. Para ello hay que mantenerse en paz y obedecer…
En el momento de la comunión, dígale amorosamente “todas sus penas: “vim patior, responde pro me” [ed. Is. 38, 14: “¡Señor, sácame de esta tribulación!] Abrace sus pies espiritualmente, jure no separarse jamás de él, dígale que desea amarle siempre, colóquelo después en su corazón y no se preocupe por nada.

Carta a Jacques Antoine Jourdan, Marzo 30, 1823

Victor Frankl, sobreviviente de un campo de concentración en la II Guerra Mundial, da testimonio de ello, al escribir:

“Quienes estuvimos en los campos de concentración podemos recordar a los hombres que caminaban entre las chozas dando consuelo a los demás, entregando su último pedazo de pan. Tal vez fueran pocos en número, pero daban suficiente prueba de que a un hombre se le puede quitar todo, excepto una cosa: la última de las libertades humanas- elegir su actitud ante cualquier circunstancia, elegir su forma personal de ser.”

San Eugenio nos enseña que la elección es Jesús abandonado en la Cruz.

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JUEVES SANTO: CIERRE DE EMERGENCIA EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ

El Jueves Santo marcó dos importantes eventos para San Eugenio: su primera comunión y su voto personal al decir “sí” a Dios en la noche en que los cristianos hacen vigilia con Jesús en el huerto de Getsemaní, cuando Jesús dijo “sí”.  Este año, al no poder celebrar la liturgia en nuestras iglesias, invito a los miembros de la Familia Mazenodiana a pasar tiempo con Jesús en su agonía en el huerto.  Este año podemos apreciar con mayor profundidad la agonía en soledad de Jesús, mientras lidiaba con lo que sucedía.

Así es como Eugenio y su compañero Oblato más cercano, Henri Tempier, pasaron esa noche en  1816:

En resumidas cuentas, el P. Tempier y yo creímos no había que aplazarlo más, y el jueves santo (11 de abril de 1816),  en recogimiento ambos bajo el andamio del hermoso monumento que habíamos hecho en el altar mayor de la Iglesia de la misión, hicimos los votos la noche de ese santo día. Hicimos nuestros votos con una alegría indecible y saboreamos nuestra dicha toda esa hermosa noche, en la presencia de nuestro Señor…

Rambert I, pág. 187

Este tiempo de reflexión evoca el tiempo que pasó Jesús en oración en el Huerto de Getsemaní, mientras luchaba con los sucesos de ese momento.  El “no como yo quiero, sino como quieres tú” (Marcos 14:36) de Jesús al Padre, se convirtió en el compromiso al “no como yo quiero, sino como quieres tú” de Eugenio y Henri Tempier al Padre, y en consecuencia, la clave para entender el significado de la entrega personal que conocemos como “oblación.”

Estemos conscientes de la valerosa oblación de quienes cuidan a los enfermos y moribundos y de quienes nos brindan los “servicios esenciales” que hacen posible nuestra vida cotidiana.  Al estar en vigilia con Jesús y San Eugenio en Getsemaní, pidamos por estos ángeles en ministerio y convirtámonos en ángeles en ministerio a los demás.

Al encontrarnos hoy en el Huerto de Getsemaní, unámonos unos a otros al darnos fortaleza mutua en nuestra lucha en soledad (“Oraison”).

Altar de los votos. Ahora en Roma.

“Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos reconocer también quecada persona es digna de nuestra entrega. No por su aspecto físico, por sus capacidades, por su lenguaje,por su mentalidad o por las satisfacciones que nos brinde, sino porque es obra de Dios, criatura suya. Él la creó a su imagen, y refleja algo de su gloria. Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor, y Él mismo habita en su vida.  Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Es lindo ser pueblo fiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de rostros y denombres!

Papa Francisco, La Alegría del Evangelio, 274

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SEMANA SANTA: EL DISTANCIAMIENTO SOCIAL NO NOS ALEJA DE LA CRUZ

La pandemia nos impide participar físicamente en las liturgias de la Semana Santa y los  Sacramentos.  ¡Qué experiencia de la Cruz tenemos y qué invitación para ver las cosas en forma diferente!

Desde la Cruz, nuestro Salvador nos recuerda que está presente cada vez que leemos las Escrituras y siempre que vivimos de forma consciente  esta promesa con alguien más: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).  Las personas que toman en serio esta promesa, REALMENTE tienen la presencia de Jesús entre ellos – aun cuando haya mucha distancia e incluso continentes de por medio.  Jesús prometió estar siempre presente de esta forma, si recordamos permitírselo.  Se trata de una forma de vivir la Cruz con quienes sufren hoy en día.

San Eugenio recordaba:

¿Puedo olvidar aquellas lágrimas amargas que la vista de la Cruz hizo brotar de mis ojos un Viernes Santo?

Diario de Retiro, Diciembre 1814, EO XV n 130

“¿Pero, cómo ir más a fondo en nuestra espiritualidad salvatoriana? Déjenme mencionar tres direcciones.   a) Aquel que es inspirado por San Eugenio no tiene miedo a la cruz. Como Oblatos miraremos abiertamente a Cristo sufriente y crucificado. Eso no se hace observando imágenes o películas, sino más bien leyendo las Escrituras, comunicándose con la presencia del Cristo en los sacramentos y observando la cara de nuestros hermanos y hermanas más pobres.”

W. Steckling OMI, Información OMI n. 462, Roma febrero 2007

“En ocasiones estamos tentados a ser la clase de cristiano que mantiene alejadas las heridas del Señor.  Aun así, Jesús desea que toquemos el sufrimiento humano, que toquemos la piel de los que sufren.  Espera que dejemos de buscar los nichos personales y colectivos que nos protegen de la vorágine del infortunio humano y en vez de ello entremos a la realidad de las vidas de otras personas y sintamos el poder de la ternura.  Cada vez que lo hacemos, nuestras vidas se vuelven maravillosamente complicadas y experimentamos de forma intensa lo que es ser una persona, ser parte de la gente.”

Papa Francisco, La Alegría del Evangelio, 270.

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SEMANA SANTA: CONQUISTADOS POR EL MISTERIO DE LA SALVACIÓN ASUMIDO POR LA CRUZ Y EL CELO DE PROCLAMARLO A LOS MÁS POBRES.

Qué ocupación mas gloriosa que obrar en todo y por todo únicamente por Dios, amarle sobre todas las cosas, y amarle tanto más cuanto más he tardado en amarle.

Diario de Retiro, Diciembre 1814, O.W. XV núm.130

“El nombre “Oblatos”, designa personas listas para darse a sí mismos por amor a Dios. El Espíritu de Dios concedió a San Eugenio y a sus hijos ser conquistados por el misterio de la salvación asumido por la Cruz y el celo de proclamarlo a los más pobres.

Nuestra espiritualidad se centra pues en la salvaciónue nos proporciona Cristo; puede llamarse “salvatoriana”. Con esta orientación espiritual fue aprobada nuestra Congregación en 1826.

El 17 de febrero celebramos que la Iglesia nos haya reconocido. Esta gracia nos pide cavar más profundamente en el misterio de la salvación, poniéndolo aún más en el centro de nuestra vida, como estuvo en el centro de la vida de Eugenio.”

W. Steckling OMI, Información OMI n. 462, Roma febrero 2007

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SEMANA SANTA: PERSONAS LISTAS PARA DARSE A SÍ MISMOS POR AMOR A DIOS

El ex Superior General, Wilhelm Steckling OMI, escribió en 2007:

fue probablemente el Viernes Santo de 1807 que San Eugenio vivió ese encuentro especial con Cristo crucificado que cambió su vida. En realidad, fue eso lo que hizo de él un Oblato. Lo que podemos celebrar en 2007 no es un aniversario de la Congregación, sino más bien el aniversario de nuestro carisma, el aniversario del don spiritual que nos hace vivir, un aniversario de nuestra espiritualidad oblata.

La cruz contemplada ese Viernes Santo suscitó en el joven Eugenio, de veinticuatro años, la toma de conciencia de su alejamiento de Dios.

“Busqué, esta felicidad, fuera de Dios, y para mi desdicha por demasiado tiempo…” – escribe durante un retiro, algunos años más tarde (1814). En este vacío, encuentra a alguien que lo ama sin medida. Así, sus pecados se disuelven en las lágrimas causadas por el abrazo de Cristo, y esta experiencia lo marca para el resto de su vida: “¿Puedo olvidar estas lágrimas amargas que la visión de la Cruz hizo que mis ojos derraman un Viernes Santo?” “Feliz, mil de veces feliz que haya tenido, a este buen Padre, a pesar de mi indignidad, que derramó sobre mi toda la riqueza de sus misericordias.” Esta experiencia no se limita sólo a su vida interior: “A menos que repare el tiempo perdido redoblando mi amor por él.” Poco tiempo después, Eugenio quiso compartir esta experiencia de la misericordia con otros y este celo por las almas va finalmente a dar nacimiento a los Oblatos.

El nombre “Oblatos”, designa personas listas para darse a sí mismos por amor a Dios.

W. Steckling OMI, Información OMI n. 462, Roma febrero 2007

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VERIFICANDO LA BRÚJULA EN MEDIO DE LA TEMPESTAD

Cada año, Eugene pasó algún tiempo en retiro, lejos de su apretada agenda, con el objetivo de reorientar sus prioridades. Un ejemplo de sus escritos habla hoy, ya que estamos invitados a reenfocarnos en nuestras prioridades y la dirección de nuestras vidas.

El año 1817 había traído variedad de eventos y emociones. El exitoso ministerio de las misiones parroquiales en los pueblos, el ministerio de la comunidad en Aix misma y el ministerio con la Congregación de los Jóvenes se contraponía a las críticas destructivas y dificultades ocasionadas por algunos de los pastores de la ciudad y sus seguidores. Eugenio llevaba a cuestas todo ello.

Mientras todo esto sucedía, Eugenio tomó algún tiempo para estar en retiro y poner la situación en perspectiva. Con todas las actividades y la tempestad, necesitaba hacer anotaciones en el mapa de su vida para asegurarse de seguir la dirección que Dios deseaba para él.

Si quiero hacer algún bien, debo mirarme como un hombre enviado por Dios a la tierra para hacer en ella todo el bien que me sea posible hacer durante el tiempo que se me ha asignado, tras el cual la muerte me devolverá a aquel que me ha enviado, quien me juzgará severamente por mis obras. ¡Ay de mí si quedo convencido de no haber cumplido mi tarea!

Penetrado de este pensamiento, tengo que darme prisa a actuar teniendo siempre solo a Dios en la intención, y preocupándome muy poco de las contradicciones de los hombres que, lejos de desalentarme, deben al contrario excitarme más a proseguir mi carrera, ya que esas contradicciones han sido predichas y son el sello de las obras de Dios

Notas de retiro, agosto 1817, E.O. XV n 144

El punto principal fue siempre la oblación – vivir “todo por Dios.” Necesitaba volver constantemente a la dirección marcada por la brújula para mantener todo en perspectiva. Era su “dirección personal” en su GPS.

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