SEMANA SANTA: PERSONAS LISTAS PARA DARSE A SÍ MISMOS POR AMOR A DIOS

El ex Superior General, Wilhelm Steckling OMI, escribió en 2007:

fue probablemente el Viernes Santo de 1807 que San Eugenio vivió ese encuentro especial con Cristo crucificado que cambió su vida. En realidad, fue eso lo que hizo de él un Oblato. Lo que podemos celebrar en 2007 no es un aniversario de la Congregación, sino más bien el aniversario de nuestro carisma, el aniversario del don spiritual que nos hace vivir, un aniversario de nuestra espiritualidad oblata.

La cruz contemplada ese Viernes Santo suscitó en el joven Eugenio, de veinticuatro años, la toma de conciencia de su alejamiento de Dios.

“Busqué, esta felicidad, fuera de Dios, y para mi desdicha por demasiado tiempo…” – escribe durante un retiro, algunos años más tarde (1814). En este vacío, encuentra a alguien que lo ama sin medida. Así, sus pecados se disuelven en las lágrimas causadas por el abrazo de Cristo, y esta experiencia lo marca para el resto de su vida: “¿Puedo olvidar estas lágrimas amargas que la visión de la Cruz hizo que mis ojos derraman un Viernes Santo?” “Feliz, mil de veces feliz que haya tenido, a este buen Padre, a pesar de mi indignidad, que derramó sobre mi toda la riqueza de sus misericordias.” Esta experiencia no se limita sólo a su vida interior: “A menos que repare el tiempo perdido redoblando mi amor por él.” Poco tiempo después, Eugenio quiso compartir esta experiencia de la misericordia con otros y este celo por las almas va finalmente a dar nacimiento a los Oblatos.

El nombre “Oblatos”, designa personas listas para darse a sí mismos por amor a Dios.

W. Steckling OMI, Información OMI n. 462, Roma febrero 2007

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