De Fundador a Fundador, Eugenio continúa comunicando sus reflexiones a Forbin Janson sobre algunos aspectos en la predicación de misiones. Nos habla ahora de la importancia del crucifijo durante las misiones. Al igual que los Redentoristas, los Misioneros de Francia lo llevaban sólo al predicar las misiones. Eugenio lo vió como parte permanente del atuendo de los Misioneros de Provenza, enfatizando que sería su único símbolo distintivo.
Con ocasión de él, me tomaré la libertad de deciros que hubieseis hecho bien en adoptar el crucifijo, por lo menos durante vuestras misiones. No podéis imaginar el efecto que produce y cuán útil es. Los pueblos acostumbrados al hábito eclesiástico, hacen poco caso, pero ese crucifijo les impresiona. ¡Cuántos habré visto entre los libertinos, que mirándole no han dejado de quitarse el sombrero!
Da una gran autoridad; distingue a los misioneros de los demás sacerdotes; y eso mismo es bueno, porque el misionero debe ser considerado como un hombre extraordinario. En el tribunal es útil para el confesor, y el día de la absolución, ayuda al penitente, entre cuyas manos lo colocamos, para sentir el dolor de sus pecados, para aborrecerlos y hasta para llorarlos.
Todo cuanto hemos experimentado ha sido reconocido de siempre, ya que en los demás países católicos, todos los misioneros lo llevan como título y distintivo de su misión, etc.
Carta a Forbin Janson, el 9 de octubre 1816, E.O. VI n 14