Donde la Iglesia está ya implantada, los Oblatos se consagran a los grupos más alejados de ella (Constitución 5)
Mientras que las mujeres “pasarían toda su vida en la iglesia”, no se puede decir lo mismo de los hombres. Por eso, muchas de las energías y la imaginación de los misioneros han sido usadas para contactar con ellos. Había establecidos momentos especiales de instrucción y todos los hombres eran invitados a unirse y formar parte de una Congregación o Sociedad de hombres:
Aunque estas diversas instrucciones y todos estos ejercicios hayan prolongado mucho la sesión, no se creyó poder diferir más el reunir a los hombres para instarles a inscribirse en el catálogo de la Congregación, y darles algunos avisos particulares, etc. Se despidió, pues, a las mujeres, y los hombres quedaron solos en gran número.
La invitación a los hombres a convertirse necesitaba de algo más que palabras y por eso los misioneros les invitaban a establecer una sociedad o congregación, con un centro donde podían encontrarse para pasar el tiempo juntos y animarse unos a otros.
Después de haberles dirigido unas palabras de edificación, inscribimos a los que tenían la mejor disposición: se encontraron 125. Se les anunció al mismo tiempo el establecimiento de una chambrée [local de reunión] donde los congregantes podrían reunirse para conversar y recrearse honestamente. Este proyecto agradó mucho. Hay que realizarlo en todas nuestras misiones.
Diario de la misión de Marignane, el 12 de diciembre 1816, E.O. XVI
El resultado empezó a ser tangible y Eugenio anota más tarde:
Esta tarde el ejercicio ha sido solo para los hombres. La iglesia estaba repleta, era una hermosa visión. El silencio era perfecto. Sermón sobre el hijo pródigo. Bendición. Avisos largos y detallados sobre las disposiciones para la comunión de mañana, sobre la dicha de estar reconciliados con Dios, etc..
Diario de la misión de Marignane, el 14 de diciembre 1816, E.O. XVI