FUI YO QUIEN LA FORMÓ ARRANCANDO DE ELLA TODAS LAS ESPINAS, QUIEN LA HA FERTILIZADO Y QUIEN LA HA HECHO, COMO TODO EL MUNDO SABE, LO QUE ES HOY

 El Arzobispo de Aix en Provence había fallecido en julio y circulaban algunos rumores de que tal vez el Obispo Eugenio sería su sucesor. No lo ambicionaba, pues estaba entregado por completo a su Diócesis de Marsella.

“Me han asegurado que ciertos sacerdotes de Aix, temiendo que fuera nombrado arzobispo, se reunieron para hacer un escrito contra mí y alejar esa desgracia. Esa pobre gente se hubiera ahorrado el trabajo, si pudieran saber cuán lejos está de mi pensamiento este cambio, como cualquier otro…”

El análisis que hace de su diócesis no era ocioso ni un alarde, sino evidencia de lo que se había logrado en la segunda ciudad más grande de Francia.

“Pueden estar tranquilos, pues no hay arzobispado en el mundo que me tiente y prefiero mi diócesis a la que todo me une, pues fui yo quien la formó arrancando de ella todas las espinas, quien la ha fertilizado y quien la ha hecho, como todo el mundo sabe, lo que es hoy”

Carta al P. Hippolyte Courtès en Aix en Provence, Julio 27, 1846, EO X núm. 908

Nueve años antes había resuelto:

“tendré que encariñarme con este pueblo como un padre con sus hijos. Tendré que consagrarle mi vida y todo mi ser; deberé solo pensar en su bien, temiendo no hacer lo suficiente por su dicha y santificación, preocupándome por abarcar todos sus intereses espirituales y en cierto modo, su bienestar temporal. En una palabra, tendré que estar dispuesto a sacrificar mi comodidad, mis gustos, el descanso y la vida misma”.

Retiro en preparación para tomar posesión de la sede episcopal de Marsella, Mayo 1837, EO XV núm. 185

Sin duda, la completa oblación de Eugenio por su pueblo daba frutos.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *