COMO PUEDES VER, DIOS NOS BENDICE. TENGAMOS MUCHO ÁNIMO Y NO NOS DEJEMOS ABATIR POR EL MENOR OBSTÁCULO

Continuando nuestra lectura de la carta de Eugenio al Maestro de Novicios y a los novicios, vemos que varios sacerdotes diocesanos de Canadá se unirían a la Congregación Oblata. Muy pronto los misioneros podrían comenzar la evangelización de la gente nativa.

“El P. [Eusebe] Durocher hizo su profesión el 15 de octubre ante dos Obispos y un gran número de sacerdotes y otras personas, por lo que se hizo la ceremonia en la iglesia parroquial. El Señor Obispo de Juliópolis celebró la misa e hizo la alocución. El Sr. Obispo de Montreal estaba presente y por supuesto el superior recibió los votos y bendijo la cruz y el escapulario. ¡Todos quedaron maravillados por la bella ceremonia y conmovidos por ella! Tenemos un tercer sacerdote profeso. El hermano del nuevo Oblato fue recibido como novicio la víspera de San Miguel [Flavien Durocher]. Aun es  Sulpiciano. Este Padre ha tenido siempre fama de santo y de hombre instruido. Sobre todo, ha tenido gran consideración en la comunidad, donde era miembro del consejo desde hacía 14 años y dirigía a los Algonquinos del Lago. Es decir, es maestro en esa lengua, hasta el punto de redactar una gramática y un diccionario y hablar mejor que los mismos indígenas. En algunos días, según la intención de Monseñor, el Hno. Laverlochère y el Hno. Bourassa comenzarán a estudiar el algonquino. Aun hay más vocaciones: un Señor Lagorce, párroco en la diócesis, está decidido a unírsenos. Otro párroco encantador, amigo de los PP. Durocher, está más o menos en la misma situación, sin contar algunos eclesiásticos del seminario mayor a quienes no conservamos por no tener suficiente alojamiento ni ingresos».

“Creo que este extracto de la carta que acabo de recibir te agradaría e interesaría a tu noviciado, como ha hecho saltar de alegría a nuestros Oblatos. Como puedes ver, Dios nos bendice. Tengamos mucho ánimo y no nos dejemos abatir por el menor obstáculo.

Adiós, muy querido, saludo afectuosamente y bendigo a todos tus novicios y a toda la comunidad, te abrazo con todo mi corazón”.

Carta al Padre Ambroise Vincens, Diciembre 10, 1843, EO X núm. 825

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