EN MIS DECISIONES SIEMPRE PREDOMINÓ LA COMPASIÓN Y SEGUÍ AYUDÁNDOLE

El siguiente extracto del Diario de Eugenio nos da una idea del cuidado que tenía por los miembros de su familia Oblata y cómo le preocupaba cuando no se comportaban bien.  El Padre Reinaud se había convertido en Oblato en 1830 y durante los 13 años siguientes había sido un exitoso profesor en el seminario en Córcega y Marsella. Era también muy ambicioso y al esperar ser nombrado obispo, en ocasiones se había comportado de formas muy engañosas para lograr su propósito. Eugenio escribió en su diario:

“No le respondí, porque de hacerlo, le habría expulsado de la congregación a la que ha deshonrado en los principios profesados, por sus dichos y con su conducta. Si hay desengaño a su ambición, es un justo castigo de Dios. Se equivocó al creer que nos  engañaba su duplicidad. Conocemos todas sus intrigas y si acepté se alejara, fue solo para evitar el escándalo inevitable e inmediato que se produciría”.

Había solicitado pasar algún tiempo alejado de la Congregación, a lo que Eugenio estuvo de acuerdo, esperando un cambio. Su madre tenía deudas y los Oblatos se hicieron cargo de su sobrevivencia.

¡Ojalá entonces se hubiera hecho justicia a ese malvado! Nos habríamos ahorrado muchas penas; en mis decisiones siempre predominó la compasión y seguí ayudándole, incluso dándole anualmente una suma considerable para alimentar a su madre, demasiado dada al vicio y proveerle de todo lo necesario. No me refiero a los gastos del viaje a Lyon y otras partes, y de lo que se habría podido hacer por su mal corazón que le llevaba a detestar a alguien en la congregación, como ha probado mil veces. Que calme sus comentarios. Se ha vuelto tan despreciable que está por debajo de cualquier reproche. Con dolor escribo estas líneas”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Octubre 23, 1843, EO XXI

Finalmente fue expulsado de la Congregación al año siguiente. Se hizo sacerdote  diocesano y trabajó en Ceylán (Sri Lanka), donde para llegar a ser obispo de nuevo suscitó eventos que involucraban a los Oblatos, ¡fallando de nuevo!

Mi reflexión en este extracto va a las palabras «en mis decisiones siempre predominó la compasión y seguí ayudándole…». Sin importar los errores que cometieran los Oblatos, Eugenio siempre utilizó la compasión para ayudarles a enmendarlos y si no funcionaba, no le quedaba otra opción más que la acción más severa: la expulsión.

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