Eugenio aconseja a los Oblatos en Canadá enfocarse en hacer lo correcto en vez de intentar agradar a los demás.
“Quisiera además que tanto unos como otros se enfoquen más en sus asuntos. ¡Qué mala costumbre tienen todos de contar sus asuntos a todo el mundo! Sean corteses pero muy discretos. Ocúpense de sus asuntos sin preocuparse de lo que puedan pensar los demás. Frecuentemente me comentan la opinión de tales o cuales sacerdotes, ¿qué me importa lo que puedan pensar? ¿adónde iríamos de consultar los puntos de vista de tanta gente? ¿qué tienen que ver? ¿No es curioso verlos preocupados por el viaje de nuestro Padre que han enviado al Capítulo General: En una carta me decían haber tenido que explicar el por qué, el cómo, etc.? ¿Para qué esa complacencia? Una vez más, ocupémonos de nuestros asuntos como debamos hacerlo: vergüenza para quien piense mal…”
Carta al P. Jean Baptiste Honorat, Octubre 7, 1843, EO I núm. 27