SU ALMA ESTÁ EN EL CIELO, ME PARECE OIR QUE CADA UNO ME RESPONDE

 Durante el viaje a Italia con su hermana, Eugenio estuvo en Venecia, donde había pasado tres años hacía 50, siendo un joven adolescente. 

“Llegada a Venecia. No terminó el día sin que fuéramos a visitar el barrio de San Silvestre, en el que vivimos mi hermana y yo durante nuestra infancia. Entramos primero a la iglesia a la que iba habitualmente y apenas pude reconocerla por tanto que había cambiado. Busqué en vano la tumba donde depositaron a mi tío-abuelo; el nuevo adoquinado no dejó ningún rastro.” 

Se refería al Padre Augusto-André de Mazenod, fallecido en 1795 durante el exilio de Eugenio en Venecia. Fue Vicario General de Marsella de 1755 a 1801.  Emocionado recordó al Padre Francesco Milesi, pastor de la parroquia donde había vivido el joven Eugenio. Más tarde Milesi se convirtió en el Patriarca de Venecia. 

“Y mi venerable amigo, el antiguo párroco Milesi, confesor en mi juventud, quien me cuidaba tan paternalmente, que tan con tanta frecuencia cubría mis necesidades infantiles por mis padres emigrados, a quienes por otro lado trataba con gran consideración; que me amaba como a un hijo. Fue él quien me hizo conocer al bendito Bartolomeo Zinelli, quien le aconsejó cómo instruirme en la piedad y las humanidades. ¿Dónde estaba este buen padre Milesi?
Pregunté en la sede donde nos instruía todos los domingos, le pregunté al altar donde con tanta frecuencia le había ayudado en misa; pregunté a todos los que le habían conocido. Su alma está en el cielo, desde donde me parece oír que cada uno me responde; pero sus restos mortales reposan lejos de aquí.
… Celebré la misa en San Silvestre sobre el mismo altar donde había recibido el cuerpo de Jesucristo durante mi infancia, porque me hacían comulgar cada ocho días. No podría describir lo que sentí al unir estos dos extremos de mi vida: mi infancia y mi estado actual como pontífice.”

Diario de Eugenio de Mazenod, Mayo 26, 1842, EO XXI

¿Qué tan a menudo hemos visitado los lugares de los que tenemos recuerdos de la gente de nuestra infancia, cuya importancia sigue latente en nosotros hoy en día?  ¿Podemos aun escuchar en cada lugar la exclamación: esa persona ya no está aquí, pero sigue viviendo en mi corazión y vida a través de la comunión de los santos?

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