El Obispo Eugenio había instituido que se expusiera el Santísimo Sacramento en todas las parroquias de su diócesis y ahora decidía unirse personalmente a esta práctica.
Hace algunos días Dios me inspiró en la acción de gracias de la misa a rendir a Nuestro Señor Jesucristo un homenaje solemne durante la exposición del Santísimo Sacramento que se hace en todas las parroquias el jueves, el domingo, el lunes y martes de carnaval.
El unirse con su pueblo en este acto de oración común, u oraison, significaba un tiempo de oración personal. Encuentro en ello una invitación a todos nosotros para pedir con y por quienes están en nuestras vidas.
Desde hoy cumplo con ese deber y agradezco mil veces al Señor el haberme dado esta buena idea, pues he experimentado en este acto de religión un consuelo y una dicha que solo Dios puede prodigar.
Al final del día y en su Diario, expresó lo que sintió al estar en oración ante la Eucaristía:
¡Qué más se puede pedir al estar al pie del trono de la misericordia, cuando uno adora, ama y ve a Jesús, nuestro maestro, nuestro padre, el Salvador de nuestras almas, cuando uno le habla y él responde con la abundancia de su consuelo y de su gracia! ¡Oh, qué rápida pasa esa media hora y qué forma de emplearla!
Diario de Eugenio de Mazenod, Febrero 7, 1839, EO XX