ME REFERÍA CON AFECTO A LA INMENSA BONDAD DE DIOS Y DE NUESTRO SEÑOR CON NOSOTROS

Al reflexionar sobre los niños de las parroquias rurales a quienes el Obispo Eugenio administró el Sacramento de la Confirmación, dice:

Sin embargo ¿por qué cuando les hablo como creo debiera ser siempre, esos niños prestan una atención extraordinaria, por qué hoy he visto a algunos llorar, al igual que a muchas personas mayores que asistían a la ceremonia?

No empleaba palabras de temor, por el contrario, me refería con afecto a la inmensa bondad de Dios y de nuestro Señor con nosotros, poniéndola de relieve en el sacramento de la Eucaristía…

Un claro ejemplo del “ser” para “hacer”. Eugenio compartió con ellos el amor que experimentaba con Dios en su propia vida.

Los niños me comprendían perfectamente, les veía adentrarse en los sentimientos que  Dios comunicaba a mi alma. Por eso, admito deleitarme con esas instrucciones, haciéndolas siempre con un consuelo indecible, que me hacen tanto bien como a quienes me escuchan.

Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 13, 1837, EO XVIII

La esencia de ser misionero es comunicar lo que vivimos en nuestra relación con Dios.

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