CADA ACTO EN LA VIDA ES OCASIÓN DE UN ENCUENTRO CON CRISTO

“Pero Yo les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya.” (Juan 16:7)

Los discípulos se encontraban tristes en la Última Cena por el anuncio de la partida inminente de Jesús. En el Evangelio de hoy (Juan 16:5-11) Jesús les dice la importancia de su partida física, pues ahora el Espíritu Santo vivirá en ellos. Expande sus mentes para comprender que no pueden aferrarse a una idea fija de él, sino que deben abrirse para comprender que Dios puede estar presente de muchas formas.

El mundo siempre cambiante en el que vivía Eugenio (atravesó por 7 cambios radicales en la regla política en 79 años), le obligaron a adaptarse, aunque manteniendo su visión anclada al Salvador. La Regla Oblata de Vida capta bellamente su espíritu:

“Los Oblatos realizan la unidad de su vida sólo en Jesucristo y por Él. Están comprometidos en tareas apostólicas muy variadas y, al mismo tiempo, cada acto de su vida es ocasión de un encuentro con Cristo que por ellos se da a los otros, y por los otros, a ellos.” (C 31)

Los sucesos en los meses recientes nos desafían a dejar de aferrarnos a las ideas sin cambios, y a permitir que el Espíritu Santo abra nuestras mentes y descubramos la presencia de Dios en formas diferentes, pues el mundo está cambiando a nuestro alrededor

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