Al continuar reflexionando sobre su dolor por la muerte de Dauphin debido al cólera, Eugenio revela el papel del amor de Jesús representado en el Sagrado Corazón, y en su propia vida y ministerio:
Así que es comprensible que esté lejos de querer repudiar o simplemente ocultar mis sentimientos. Que quien esté tentado a censurarme sepa que no temo su juicio, y que me comprometería a probar tener motivos para agradecer a Dios por haberme dado un alma capaz de comprender mejor el corazón de Jesucristo, que ha formado, anima, e inspira al mío, diferente al de todos esos fríos y egoístas que ponen al parecer el corazón en el cerebro, y no saben amar a nadie, mas que a sí mismos.
Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 4, 1837, EO XVIII