LA MÚSICA EN ESE CASO,  LEJOS DE ELEVARLAS A DIOS,  APARTA A LAS ALMAS DE ÉL 

Durante la predicación de las misiones parroquiales, los Oblatos buscaban la mayor participación de la gente. Cantar era parte de ello, aunque con algunas condiciones:

En las misiones, te recomiendo los cánticos con estribillo, y solo estribillos que todos puedan cantar. No encuentro nada que canse más que escuchar algunas voces aisladas que aburren con sus acordes, sin poder entender ni una sola palabra. Es la antípoda de la devoción. La música, en ese caso, lejos de elevar a Dios, aparta a las almas de Él. Se languidece, en lugar de orar en un momento tan precioso. Es preferible rezar con fervor sin ser distraído por el canto. También quisiera suprimir de nuestras misiones toda adoración y cántico cuyo estribillo no pueda ser repetido por toda la asistencia. Repito,  cánticos con estribillo, pues es necesario que todos canten en la misión.

Carta a Jean Baptiste Mille, Abril 6, 1837, EO IX núm. 611

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *