SEAN  SIEMPRE  LO  QUE  DEBEN  SER  Y  QUE  JAMÁS  LA  PRESENCIA  DE EXTRAÑOS LES HAGA MODIFICAR LA REGLA

… Independientemente de la obligación de todos los Padres y tuya en particular como superior, de observar la Regla y ser fieles a todo lo que he prescrito, el bien que resulte de ello es incalculable. Lo veo aquí por experiencia.

Vemos de nuevo la insistencia constante de Eugenio de “ser” para “hacer”. 

De tantos sacerdotes que han pasado aquí semanas enteras, no ha habido ninguno que deseara algo distinto a la comida de la comunidad en los días de ayuno prescritos por la Regla, es decir: todos se han adaptado a ella con un fervor admirable. Todo los edifica: el silencio que reina en la casa, la puntualidad en los ejercicios, el oficio, las pequeñas penitencias del refectorio.
Sean pues siempre lo que deben ser y que jamás la presencia de extraños les haga modificar ni la Regla, ni los usos.

Carta a Bruno Guigues, Octubre 8, 1835, EO VIII núm. 547

Este consejo sigue vigente a casi 200 años después, con el peligro del relativismo, para poder mantener feliz a un mundo crítico, a menudo hostil: “sean siempre lo que deben ser.”

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