En esta etapa las comunidades estaban generalmente conformadas por Oblatos jóvenes. Eugenio, como Fundador, siempre estuvo consciente de que la fundación de los Misioneros había provenido de Dios con una misión y espíritu específico (carisma). Debía asegurarse de que cada Oblato y comunidad fueran fieles al carisma, por lo que esperaba una carta mensual de cada comunidad en la que el superior diera cuenta de su vida y actividades, además de una carta anual de cada Oblato, compartiendo su vida y experiencia personal.
No les disculpo de darme cuenta de las personas y de los asuntos al menos una vez al mes. Tu correspondencia deja mucho que desear al respecto. Ignoro por completo cómo están todos en su comunidad. Te ruego digas a los Padres Dassy y Vincens que sus cartas siempre me causan una gran alegría…
Carta a Bruno Guigues, Mayo 27, 1835, EO VIII núm. 516