Eugenio había colocado una gran responsabilidad en el P. Guigues, de 29 años: dirigir el santuario Mariano y trabajar en aumentar el número de peregrinos y asegurarse que la comunidad viviera sin tropiezos la Regla Oblata.
Que el P. Guigues comprenda bien las obligaciones de su cargo. De no establecer una perfecta regularidad en su comunidad, será responsable ante Dios y la Sociedad. No autorizo ninguna interpretación. Que todos observen la Regla en todos sus aspectos
Carta a los Padres Guigues y Dassy, Agosto 18, 1834, EO VIII núm. 484
Para compensar la inexperiencia, debía asegurarse de que los tres jóvenes Oblatos vivieran según todas las prescripciones de las Constituciones y Reglas, de forma que la Regla de Vida fuera la guía y no los caprichos e ideas del superior. Un buen consejo para aplicarse aún hoy en día en nuestras comunidades.