SÓLO TENGO A ESTE BUEN MAESTRO COMO CONFIDENTE

Eugenio había sido llamado a Roma para ser ordenado obispo, adonde llegó el 15 de agosto. Ahora, seis semanas después, seguía esperando que el Papa finalizara el nombramiento oficial. Se encontraba frustrado e inactivo en Roma, mientras había tanto trabajo pendiente en Francia.

… Creo que mi obediencia y resignación están puestos a dura prueba. ¡Cuantas veces he tenido la tentación de marcharme!; casi hubiese visto ventajas; pero el respeto a quien corresponde, la deferencia por la voluntad de a quien debemos todos someternos, el mérito de ese sacrificio y ofrecer a Dios un homenaje diario de la propia voluntad, superan los pequeños caprichos de la parte inferior del alma, que se rebela…

Carta a Hippolyte Courtès, Septiembre 27, 1832, EO VIII núm. 433

Luego comenta cómo pasaba cada día. Su habitación estaba cerca de la capilla de la casa y del Santísimo Sacramento, donde podía pasar tiempo en oración.

Sabes que agradezco mucho habitar bajo el mismo techo que Nuestro Señor. Tengo a mano  consolarme ante él de mi inquietud, que se agrava cada día y siempre necesito un nuevo consuelo; a decir verdad, solo tengo a ese buen Maestro como confidente. Me cuesta aceptar un retraso tan prolongado.

Carta a M. Cailhol, Septiembre 27, 1832, EO XV núm. 164

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *