IMPOSIBLE PROHIBIR EL FERVOR RELIGIOSO DE LA GENTE

Era costumbre en Marsella realizar una procesión pública en honor del Sagrado Corazón. Ese año el gobierno local había prohibido todas las procesiones religiosas públicas.

… Necesitaba su consuelo en la aflicción que me causó la prohibición arbitraria de las procesiones, después de que todo estaba previsto para que Nuestro Señor fuese honrado como es debido. Puesto que lee “La Gazette”, olvidaron subrayar la cita de la carta del Prefecto y omitieron el último párrafo, donde Monseñor anunciaba lo que haría como compensación por la supresión obligada de la procesión del viernes, fiesta del Sagrado Corazón. Ese día celebrará una misa en la catedral, a la que todas las almas fervorosas serán invitadas a comulgar.

A Henri Tempier, Junio 25, 1832, EO VIII núm. 426

A pesar de la hostilidad del gobierno, no podía extinguirse el fervor religioso de la gente de Marsella. Eugenio describe:

Sabe como han sido las cosas aquí, pero lo que los periódicos no habrán podido decirle nunca, es la belleza, lo enternecedor, lo divino de nuestra fiesta del Sagrado Corazón que celebramos el día que en Roma celebraron la fiesta de San Pedro. Monseñor dio la comunión durante dos horas y cuarto. La catedral se encontraba llena y todos se acercaron a recibir la Comunión. La tarde era magnífica. Hicimos lo mejor posible para compensar a nuestro Salvador del ultraje que había recibido.

A Henri Tempier, Julio 9, 1832, EO VIII núm. 427

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