Qué dulce pensamiento: al observar nuestra Regla obedecemos a la Iglesia. Y puesto que nuestra Regla abarca todas las acciones de nuestra vida y el espíritu que debe animarlas, todo lo que hagamos participa del gran mérito de la obediencia a la Iglesia. Y puesto que la Iglesia no manda nada que no sea bueno, nada que no conduzca a la salvación, al observar nuestra Regla andamos por el camino del cielo. Es incuestionable.
Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163
Con el Evangelio viviente como cimiento, las Constituciones y Reglas Oblatas se encuentran en el centro del espíritu de toda expresión de la Familia Mazenodiana. Eugenio tenía la convicción de que todos los que vivieran según la Regla, tenían asegurada la vida eterna. A menudo expresaba dicho punto de vista acerca de los Oblatos.
Con toda seguridad continúa creyéndolo de todos los que siguen su inspiración hoy en día