SE SIENTE TANTO LA PRESENCIA DE DIOS NUESTRO SALVADOR EN TODOS LOS CORAZONES

A partir de 1818, se hizo costumbre que los Oblatos tuvieran su retiro anual a fines de octubre, concluyendo con la renovación simbólica de su oblación el 1° de noviembre. Así lo hizo Eugenio en Billens con los jóvenes estudiantes, excepto que ahí eran escolásticos y renovaban sus votos temporales, haciendo que Eugenio se refiriera a ellos como ángeles, en ese día de tanta importancia. Al renovar su “sí” al llamado de Dios, Eugenio comenta cuánto se pudo experimentar la presencia del Salvador entre ellos.

Siendo un día de celebración para todos los Oblatos, donde fuera que se encontraran, Eugenio hizo una pausa para escribir a Henri Tempier y compartir con él la bendición de ese día.

No alargaré mucho mi carta hoy, mi muy querido amigo, pues solo puedo emplear el tiempo de la cena de la familia, que incluso es ya algo corto, pero me sería muy difícil dejar de conversar unos instantes con usted en un día tan hermoso, en el que nuestros ángeles han estado tan fervorosos y coronado su santo retiro con actos tan emotivos, sobre todo en las circunstancias actuales.
Le tuve presente en esta encantadora capillita donde desde las seis de la mañana, después de nuestra oración, comenzamos ese hermoso ejercicio que nos transporta al cielo, o por lo menos nos acerca tanto el cielo que uno cree estar allí: se siente tanto la presencia de nuestro Dios Salvador en todos los corazones. Las lágrimas que brotaban de todos atestiguaban los sentimientos que les  animaban y la dicha sobrenatural que sentían…

Carta a Henri Tempier, Noviembre 1°, 1830, EO VII núm. 370

Muchos de los miembros de la familia Mazenodiana renovamos nuestro compromiso cada año. Que siempre sea ocasión para experimentar la tangible presencia amorosa del Salvador, para hacerlo realidad.

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