TENGO MOTIVOS PARA CREER QUE ESTE BUEN MAESTRO SE DIGNÓ ACEPTAR NUESTRO HUMILDE HOMENAJE, COMPLACIDO CON NUESTRA ENTREGA Y CONFIANZA

Compartamos la alegría del padre de la familia al recibir a salvo a los catorce jóvenes escolásticos a su llegada a Billens.

Llegué anteayer a Billens para preparar las camas de nuestros estudiantes. Por muchas precauciones que tomáramos, fue preciso que a su llegada ayer durmieran todos en el suelo, sobre los colchones rústicos que se mandaron hacer para colocar en las camas que no han sido fabricadas. Los obreros en este país lo toman con calma. Eso no impidió que se durmiera bien.

Los jóvenes habían ido a Suiza para estar a salvo y continuar sus estudios y formación como Misioneros Oblatos. El primer acto formal en su nueva casa fue colocar a Jesús, su Buen Maestro, en el centro de todo. Entregaron con confianza sus vidas a su Salvador.

Esta mañana bendije la casa y la capilla, donde coloqué el Santísimo Sacramento. La devoción llegó a la cúspide y dimos la bienvenida a Nuestro Señor desde el fondo de nuestros corazones. Tengo motivos para creer que este buen Maestro se dignó aceptar nuestro humilde homenaje, complacido con nuestra entrega y confianza. Por mi parte, me sentí lleno de consuelo y como me sé el más indigno de todos, creo ellos habrán tenido su parte de la dicha de este memorable día.
Nos colocamos bajo la protección especial de nuestra buena Madre, de San José, de San Cannat y de Santa Teresa. Dije la santa misa tras una pequeña instrucción de acuerdo con la circunstancia; todos comulgaron con devoción y a continuación tuvimos la bendición con el Santísimo.

Carta a Henri Tempier, Octubre 15, 1830, EO VII núm. 366

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *